Revista D

Devoción que trasciende

La Escuela de Cristo tiene 310 años de tradición, a partir de haber sido autorizada por el Vaticano.

Interior del convento de la Escuela de Cristo (Foto Prensa Libre: Miguel López)

Interior del convento de la Escuela de Cristo (Foto Prensa Libre: Miguel López)

La Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, la Escuela de Cristo, fue la última orden religiosa autorizada en el Reino de Guatemala durante la Colonia, pero después de varios años de esplendor fue perseguida por el gobierno liberal de Justo Rufino Barrios (1871) hasta lograr su expulsión; sin embargo, la devoción por sus santos ha trascendido en el tiempo.

Sus dos principales imágenes son el patrono San Felipe Neri y Jesús Nazareno, las cuales quedaron resguardadas desde 1884 en la iglesia conocida como La Parroquia Vieja, zona 6 capitalina. A este Nazareno se le conoce ahora como Jesús de las Tres Potencias.

La primera sede de la Congregación en Antigua Guatemala aún es conocida como Escuela de Cristo, aunque su nombre canónigo es parroquia Nuestra Señora de los Remedios.

Historia

San Felipe Neri —Florencia, 1515-Roma, 1595— fue un sacerdote italiano, conocido como el Apóstol de Roma. Fundó en su país la Congregación del Oratorio y su extensión, la Escuela de Cristo, donde participaban personas con formación moral pero sin estar consagradas a la vida religiosa.

La Congregación se expandió rápidamente por Europa, luego llegó a México, en donde fueron designados misioneros para comenzar la orden en Guatemala. Fray Bernardino Obregón y Ovando fue el encargado de comenzar la Orden en el antiguo Reino de Guatemala, explica el historiador Juan Alberto Sandoval, quien investiga el tema en la actualidad.

Con el traslado de la Ciudad al Valle de Panchoy, en 1543, la Congregación recibió un solar designado en un principio a los franciscanos, para albergar la iglesia. Entonces había una pequeña ermita conocida como la Santa Veracruz, y fue allí donde Obregón fundó la sede de la nueva orden, el 2 de julio de 1664.

La Escuela de Cristo adquirió pronto popularidad, pues fue en ese templo donde tres años después salieron las honras fúnebres del Hermano Pedro a la Iglesia de San Francisco.

La orden religiosa inició los trámites en el Vaticano para funcionar en Guatemala, y dos décadas después la Real Audiencia publicó finalmente la autorización papal, en 1704, indica Sandoval.

Templo barroco

Los religiosos modificaron el templo y convento franciscano que hoy todavía es apreciado como un referente de la arquitectura del barroco antigüeño. Se encuentra en la Calle de los Pasos.

De acuerdo con Sandoval, en 1696 aparecieron dos mecenas claves en la transformación del edificio, don Juan González Carvalo y Bartolomé de Garache.

El edificio tiene características particulares, como el hecho de que se eliminó la fachada de estuco que recubría sus paredes y se dejó solo la piedra de canto en el exterior. Fue obra del arquitecto Mayor Diego de Porres, quien dejó plasmada su firma en el dintel central: la mano y el compás. Hacia arriba, el símbolo franciscano, las dos manos cruzadas.

Otro sello de Porres son las pilastras abalaustradas serlianas, en los costados de la fachada, también talladas en piedra.

La planta tiene el diseño de una cruz latina, propia de los templos franciscanos, y el convento es de doble piso, reconstruido en la década de 1960, explica el arquitecto restaurador José María Magaña.

En la imaginería se hicieron importantes aportes, como las dos esculturas del patrono, San Felipe Neri y Jesús Nazareno. El primero fue tallado por el maestro Alonso de la Paz, pero sobre el Nazareno existen dudas de si fue una talla del mismo autor o del fraile franciscano Juan de San Buenaventura, tesis que investiga Sandoval.

Traslado y persecución

La destrucción de la Ciudad de Santiago por los terremotos de 1773 y su traslado hacia el Valle de La Ermita obligó a las distintas órdenes a desocupar iglesias y trasladar sus bienes a la nueva capital.

A la Congregación del Oratorio se le asignó un espacio en la 4a. avenida y 6a. calle, zona 1. Levantar el templo fue una labor de varios años que no se completó.

Cuando Justo Rufino Barrios llegó al poder fueron expulsadas las órdenes religiosas y expropiados sus bienes. Los valores de la Escuela de Cristo quedaron en manos de Francisco Lainfiesta, uno de los ministros del gobernante.

Aunque los dejó operar un tiempo, pronto Lainfiesta, liberal extremo, desmanteló el edificio y los obligó a salir.

En una primera procesión, después de la prohibición liberal, trasladaron los bienes a una de las pocas iglesias recién construidas en la nueva ciudad, La Parroquia, donde se encuentran ambas imágenes. Su fecha de arribo consta en una placa del templo del 28 de septiembre de 1884, en la cual se lee: “Con la traslación de la Escuela de Cristo se estrenó esta Yglesia…”.

“Los vecinos las recibieron con gran júbilo y celebraron durante tres días la llegada del Santísimo, el Patrono, el Nazareno y la Cruz del Milagro, en la última y definitiva casa de veneración”, acota Sandoval.

Tradición en Antigua

El edificio de la Escuela de Cristo, que quedó desocupado durante un tiempo, pronto se organizó y continuó siendo centro de devoción de los vecinos que se quedaron en la deshabitada ciudad.

Hoy cuenta con una sólida hermandad, de 146 años de historia. La procesión del Viernes Santo tiene uno de los cortejos más largos, con un promedio de siete mil cargadores, cuatro mil 500 hombres y dos mil 500 mujeres.

Hoy principales imágenes son el Señor Sepultado y la Virgen de la Soledad, que es una de las imágenes más bellas de Latinoamérica, tallada por Pedro de Mendoza a finales del siglo XVII, refiere el secretario de la Hermandad, Juan Carlos García.

ESCRITO POR: