Revista D

Identidad fantástica e itinerante, arte mexicano

Guatemala es la última parada en la ruta de <em>México: identidad fantástica, obras maestras del siglo XX</em>, exposición que se puede visitar en la galería de la Fundación Rozas-Botrán.

De izquierda a derecha: “Títeres” (1933), de Antonio Ruiz, “El Corzo”. “Mujeres”, (1943), de Cordelia Urueta, y fotografía de Graciela Iturbide al artista José Luis Cuevas, (ca. 1969). (Fotos: Colección Femsa).

De izquierda a derecha: “Títeres” (1933), de Antonio Ruiz, “El Corzo”. “Mujeres”, (1943), de Cordelia Urueta, y fotografía de Graciela Iturbide al artista José Luis Cuevas, (ca. 1969). (Fotos: Colección Femsa).

Una selección de 70 obras de arte del Fomento Económico Mexicano (Femsa) llegó al país y estará en exhibición hasta el 22 de abril en la galería Rozas-Botrán, en la zona 14 capitalina. Algunos de los artistas  son Frida Kahlo, Diego Rivera, Remedios Varo, Gerardo Murillo Dr. Atl, José Clemente Orozco, María Izquierdo, José Luis Cuevas, y David Alfaro Siqueiros.
Esta colectiva surgió en el país azteca  en la década de 1970 y se ha convertido en un referente para el arte latinoamericano de los siglos XX y XXI. 
Unas mil 200 piezas integran el acervo Femsa, empresa con presencia en 12 países. La riqueza de autores, técnicas y movimientos representados en su recopilación le permite tener hasta cinco muestras simultáneas en sedes de uno o más países.
Femsa surgió en 1890, en Monterrey, y además de temas económicos y sociales se involucra en programas culturales en diferentes ciudades, sostiene una editorial vinculada a sus exposiciones y organiza desde 1992 una bienal de arte contemporáneo en la que han participado cerca de 10 mil artistas.
Rosa María Rodríguez Garza, Gerente del Programa Cultural y Directora de la Colección, da detalles de la exposición que el pasado jueves abrió sus puertas y  ha visitado Filipinas, Estados Unidos, Panamá y Costa Rica.
México: identidad fantástica, obras maestras del siglo XX cuenta con siete ejes temáticos “que permiten recorrer una estética nacional influenciada por las vanguardias artísticas europeas que llegaron a México alcanzado otras proporciones, lo que se reflejó en el paisaje, la apreciación de los pueblos indígenas y en la abstracción”, indica Rodríguez Garza.
Hay obras que datan de la primera década del siglo pasado, una emblemática es de Diego Rivera, creada en 1913, y la posesión más antigua de la Colección Femsa, que se enriquece con el aporte de artistas contemporáneos.
“La muestra, curada por Emma Cecilia García Krinsky, habla de rupturas, de cómo en los años 1960 y 1970 se experimentó en toda Latinoamérica, un movimiento que rompió con la escuela tradicional”, indica la gerente acerca de la exposición 110 que organiza Femsa.
Además de pintura, el espectador apreciará retratos fotográficos de los artistas seleccionados. “Nos interesa que la audiencia conozca el rostro detrás de las obras. En los últimos años se ha trabajado por crear este repertorio de fotos”, indica la directora.
Los temas que soportan el guion museográfico son: De la experiencia europea a la Escuela Mexicana de Pintura, Paisaje, Las vanguardias, Arte fantástico y surrealismo, La llegada del surrealismo europeo, Nuevas tendencias en las artes plásticas mexicanas: la ruptura y Retrato.
 

Guatemaltecos

En la Colección Femsa hay obra de artistas nacionales contemporáneos como Óscar Farfán (radicado en México), Byron Mármol, Juan Brenner y Darío Escobar. 
Hay serigrafías de Rodolfo Abularach, Roberto Cabrera y Luis Díaz, quienes fueron invitados junto a otros de Latinoamérica a participar en un proyecto editorial, convocado en los años 1970, por una empresa internacional de papel y cartón que en la década de 1990 donó 400 de esas obras gráficas a Femsa.
Otro es Carlos Mérida, “quien aportó mucho a la plástica mexicana. De él se conserva un mural sin título sobre plancha de caoba, creado en 1959. Su trabajo es otra muestra de la ruptura entre períodos artísticos del siglo pasado”, señala Rodríguez Garza.
 

Inicios

La Colección Femsa comenzó en 1977, con una obra de Gerardo Murillo, comenzando su vocación de exaltar el arte mexicano. “En 1991 se adquirió una importante colección de arte latinoamericano, lo que expandió nuestros intereses. Es un acervo joven en el campo del arte pero reconocido por su proyección internacional”, cuenta Rodríguez Garza.

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