Revista D

Una guía muy activa

El trabajo en el Museo Popol Vuh se ha convertido en una tarea llena de grandes experiencias.

El primer grupo de voluntarios del Museo Popol Vuh se formó en 1998, y estuvo integrado por 19 personas. El actual está conformado por 50. Elizabeth García es parte de este último, que anualmente atiende a un promedio de nueve mil visitantes, en su mayoría estudiantes de los ciclos de primaria y básico. El acervo de la institución, de piezas prehispánicas en su mayoría, permite más de una docena de recorridos.

García comenzó su voluntariado en el 2008. Asistió a una charla informativa luego de ver la convocatoria publicada en un periódico. Como abuela, dice, siempre estuvo buscando eventos para ocupar el tiempo junto a su nieta. Pero García se enteró que el llamado era solo para  adultos que pudieran comprometerse no solo con la asistencia constante al museo, sino también a recibir una inducción y a tener el interés por mantener actualizado ese conocimiento.

 
 Ella aceptó el reto. Lo hizo en una etapa de su vida donde los compromisos laborales y en el hogar eran diferentes a los de su juventud, ya que ahora tiene más tiempo para sí misma. En este lugar halló una manera de acercarse a temas y eventos que siempre llamaron su atención, muchos de ellos relacionados con el ámbito cultural.
 
 “Apoyo hasta tres veces por semana. Trabajar acá es encantador. Se pertenece a un grupo con el cual es posible compartir muchos conocimientos y experiencias que hacen de este servicio un acto muy motivador”. 
 
García sugiere a las personas de la tercera edad a seguir activas y ser parte de un voluntariado como opción para no aburrirse en casa.
 
El museo la reconoció en enero   con un diploma, premiándola por su dinamismo y apoyo durante el 2015. 
 
En ocho años,  ha conducido muchos grupos estudiantiles. Cuando habla a los de preprimaria les despierta el interés por la cultura maya. Al atender a chicos de los ciclos educativos siguientes, sus palabras invitan a valorar la riqueza de ese pasado y a preservarlo.  “Tengo la oportunidad de sembrar”, dice.

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