influencia
Esos fueron los primeros días de su carrera como ci clista, deporte al que se integró por la influencia de sus hermanos José Inés y René. Sus primeros pedalazos los dio en Quetzaltenango, pero en 1968 se trasladó a la capital, por la inquietud de sus hermanos, que tenían trabajo en Motores Hino, en donde al final laboró Mario Antonio. Allí empezó su historia por que, con esfuerzo y sacrificio, tuvo tiempo para entrenarse, cumplir con sus obligaciones laborales y estudiar.
“Es a lo que estamos acostumbrados los deportistas de Guatemala, porque de otra manera no se puede llegar al éxito”, refiere el excorredor nacional.
Mario Antonio recuerda que cuando dio sus primeros pedalazos hasta los reparti dores de leche lo pasaban, pero poco a poco mejoró has ta que logró un buen nivel.
aroma del pelotón
Fue en la edición 13 de las Vueltas a Guatemala cuando Nufio experimentó el aroma del pelotón, porque corrió por primera vez la máxima fiesta del ciclismo nacional con el equipo de Quetzalte nango, que formó con Nufio, Margarito Yacabalquiej, Víc tor Manuel Escobar y Luis Ordóñez.
Esa participación le dejó al quetzalteco una gran lección porque ocupó puestos secundarios, factor que tomó como una motivación, ya que se propuso volver a estar en esa fiesta, aunque con la intención de figurar entre los ases del pedal.
Los entrenamientos continuaron. Los hacía antes de ingresar al trabajo, donde empezaba a las 6 horas. Aprovechaba el mediodía para volver a tener contacto con la bicicleta.
La sed de triunfo aumentó, así como la calidad del ciclista. Por esa razón se unió al equipo Teresa de Ávila, del recordado sacerdote Julio González Celis (q. e. p. d.), bajo el mando técnico de Ricardo Pontaza (q. e. p. d.).
penas económicas
Después pasó a formar parte del equipo Tonivin, de don Rafael Sequeira.
Como ha sido tradicional en el deporte de los pedales, las penalidades económicas fueron otra carga normal, pe ro eso no quebró el entusiasmo de ningún dirigente, entrenador o ciclista.
“Más o menos me fue bien, porque don Rafa —Sequei ra— solamente contaba con una motocicleta, apenas nos proporcionaban gaseosas y algo de alimentación, así como palabras de ánimo durante las carreras”, refiere.
Con esa cuarteta Nufio corrió el giro de 1970 con Rubén Guzmán Álvarez, Juan García y Benigno Rustrián Cáceres. Fueron dirigidos por Víctor Manuel Guzmán.
El altense conoció el sabor del podio en esa ocasión, por que en la octava etapa, que constó de 120 kilómetros en tre Antigua Guatemala, Chimaltenango y Guatemala, y que se disputó el 8 de agosto de ese año, ocupó el tercer lugar, atrás del ganador, el nacional Oswaldo René Caballeros, y del panameño Elías Toruño. A los tres se les acreditó un tiempo de 3h.4m.0s. Esa fue su mejor actuación, lo cual reforzó su chispa de llegar a puestos de privilegio.