Diego, cuya mejor marca es de 64.84 metros, toma es te reto como un “sueño lindo y alcanzable”, o quizá como otra pesadilla, como lo sin tió hace 16 años. La vida de Diego giraba en sus estudios cuando cursaba sexto pri maria y entre la distracción de los videojuegos de Nin tendo, su padre lo obligó a practicar el deporte “más desconocido del planeta”, según cuenta.
La zozobra era porque nunca alcanzaría la meta, lo que sería una gran frustra ción, pero confiesa que en sus entrenamientos ha logrado mejores números, tal como sucedió en agosto de este año, cuando en su rutina logró la marca de 65.28.
cosas del destino.
Berrios pierde la mirada al recordar el pasado, cuando apenas con 6 años inició a practicar la marcha atlética, pero sin imaginarse que había un destino promisorio que lo esperaba.
A finales de 1997, siendo su padre, Francisco Antonio, presidente de la Federación Nacional de Atletismo, viajó como dirigente al Mundial de Atletismo en Grecia, donde al ver a los competidores en la cita le surgió la idea de que Diego debía practicar un de porte; qué mejor si era el lanzamiento de martillo.
“Al principio no conocía este deporte. Un día, él re gresaba de su viaje y yo jugaba Nintendo. Me dijo que tenía que practicar lanzamiento de martillo. Me puso un video que trajo del mundial, pero específicamente me enseñó las competencias de martillo”, recordó Diego.
“¿Eso querés que practi que?, ¡no me gusta!”, respon dió en su momento el atleta, primeras palabras de repro che contra su papá.
Después de las escabullidas y constantes negaciones, final mente accedió a iniciarse en el proceso de aprendizaje, siendo su mismo padre el entrenador.
“Todo diciembre empecé con rutinas de pesas, y el si guiente año me inscribió en una escuela militar. Él me lle gaba a traer todos los días, y sin importar el cansancio cumplía mos con los entrenamientos. A pesar de lo que él hacía por mí, yo no le encontraba sentido al deporte”, reconoce.
Pero el giro de 180 grados se dio cuando fue nombrado para participar en los Juegos Nacional de ese año —1998—, en los que se consagró campeón juvenil nacional, al ga nar su primera medalla de oro y adjudicarse la marca para asistir al torneo de atletismo juvenil en Nicaragua del año siguiente. En el 2001 asistió a sus primeros Juegos Centroa mericanos.
“Justo en ese momento se dio una situación difícil. Ter minamos el año con logros, y mi papá me dijo: ‘Bueno, ya hice mi trabajo, si querés se guí y si no te quedás’. Fueron instantes de incertidumbre, porque, siendo campeón con pase a Costa Rica, me ofre cieron una pequeña beca de estudios. Decidí quedarme. Desde entonces sigo aquí lu chando por un sueño que nunca me imaginé”, expresa.
Ahora, 16 años después, el atleta sueña con grande cosas. “A estas alturas miro mis me tas a corto y largo plazo. Pri mero será mejorar el récord nacional y alcanzar los 70 me tros, y luego buscar los Juegos Olímpicos”, confiesa.
Sus fortalezas
Berrios se considera un atleta disciplinado y que sabe combinar de buena forma su deporte y la práctica de su profesión, la licenciatura en Zootecnia.
“Trabajo mucho la fuerza, que es algo importante, y lo refuerzo con sesiones de gim nasio para la espalda y pier nas. Antes solo hacía sentadillas con 180 kilogramos, ahora mi récord es de 225. Hago la conversión con mis lanzamientos; antes tiraba 58 metros, ahora no bajo de 62”, explica.
“También nuestro trabajo está enfocado en el perfec cionamiento de la técnica de lanzar el martillo, para ello se necesita fuerza y agilidad”, agrega el atleta.
El lanzador, nacido en la capital, enfatizó que en este deporte cada centímetro que se logra es producto de tra bajo en conjunto con los en trenadores.
“Si uno está fuerte tiene que ser ágil, si es ágil tiene que esta bien psicológicamente. Son tres factores que forman un triángulo para alcanzar el éxito”, asegura.
Padre orgulloso
A Diego le ha sonreído la vida en el plano familiar.
Hace tres años se casó con Karla María Palacios, y hace apenas tres meses nació San tiago, su primogénito.
“Todo esto ha variado mi vida. Me han dado enormes alegrías. Sin duda modificó totalmente la rutina diaria, porque a veces nos toca cam biar pañales” —sonríe—.
El atleta reside en una fin ca en Fraijanes, donde tiene una granja avícola que le da algo extra para vivir, tomando en cuenta que es atleta be cario del Comité Olímpico Guatemalteco.
Según Berrios, el tema eco nómico siempre ha sido un problema. Pese a que desde varios años mantiene apoyo de los órganos deportivos, siempre hay necesidades, co mo la compra de suplementos vitamínicos, zapatos —imple mento deportivo que más se gasta en este deporte— que le toca costear.
Diego se ha convertido en el ejemplo en su familia. Su hermana Carolina, con ape nas 6 años, es una destacada atleta de gimnasia rítmica, y su hermano mayor, Javier, es entrenador de la selección de futbol de atletas especiales.