¿Cómo se involucró en el mundo de la robótica?
Crecí en una imprenta, donde se encontraban muchas máquinas. Desde pequeño me gustó armar y desarmar equipos, así como la parte técnica e industrial. Luego descubrí en la robótica y la automatización de aparatos un universo impresionante.
¿Qué le parecen los avancen en la automatización?
Es un gran paso que permite mejorar la productividad de las empresas. No hay errores y todo es más preciso.
¿Cuál es un buen ejemplo en el campo de la mecatrónica?
La empresa Moriseiki, la más grande del mundo en cuanto a máquinas CNC —herramientas robóticas para modelar materiales—. Un 90 por ciento de los productos que consumimos fueron fabricados por alguno de esos aparatos.
¿Qué implicó estudiar ingeniería mecatrónica?
En la universidad nos enseñaron mucha teoría durante cuatro años, que involucraba otras ramas como la electrónica, electricidad y mecánica. Luego llevamos a la práctica esos conocimientos con los “megaproyectos”, en los cuales fabricamos máquinas y robots con determinadas funciones. También tuve la oportunidad de estudiar en el extranjero.
¿Cómo surgió la idea de crear robots con enfoque industrial?
Hace cinco años tenía que fabricar varios engranajes para una compañía. No tenía la mínima idea de cómo hacerlo. Me metí a Google y conocí la compañía CNC. En el 2009 me aventuré a crear la primera máquina, que tenía un chasis fabricado en madera y que funcionó muy bien. Un año después ensamblé un equipo de acero, calibrado con láser, que incluía motores industriales.
¿Cuál es el funcionamiento?
El eslogan de la empresa es “De la idea a la pieza”. Eso resume lo que desarrollamos. Dibujamos una pieza en dos o tres dimensiones, en programas de computadora como Autocad, Rhinoceros o Vectorworks, y luego se mandan los comandos a la máquina para que esta fabrique cualquier pieza.
El equipo puede cortar más de 200 materiales distintos para hacer rótulos luminosos, estampados, muebles y cajas. Sirve para fabricar todo lo que se pueda imaginar. Hemos diseñado 40 máquinas que se han exportado a Ecuador, Nicaragua, Honduras y Colombia.
¿Qué siente de ser un pionero en la fabricación de estas máquinas en el país?
En el mundo hay muchas empresas que se dedican a la automatización. Mi idea fue crear máquinas de este tipo de bajo costo y que en su desarrollo se incluyera mano de obra y materiales locales. Es satisfactorio haber logrado este objetivo y ver muchas producciones exitosas. Valen la pena los desvelos.