Bachelet, que visitó al Papa vestida de negro con unos zapatos de tacón bajo y sin mantilla, describió el encuentro como una “maravillosa reunión, larga” y en la que ambos líderes hablaron “de temas sustantivos.”
La conversación duró 47 minutos, según la representación de los medios acreditados ante la Santa Sede que asistieron al encuentro, y se desarrolló a puerta cerrada.
“Hemos compartido reflexiones sobre lo que estamos haciendo en Chile, que él conoce perfectamente, y sobre las cosas que queremos hacer para que cada uno de nuestros habitantes tengan una vida mejor”, afirmó Bachelet, durante una rueda de prensa celebrada tras la audiencia.
La presidenta chilena informó de que también se abordaron otros asuntos como “este fenómeno” que se da en Chile “y también en otras sociedades europeas, que es la crisis de confianza y la crisis de representatividad.”
-El valor de lo colectivo-
Bachelet añadió que ambos analizaron la manera en la que los gobernantes pueden “contribuir a hacer sociedades más cohesionadas, unificadas y convencidas de que el valor de lo colectivo es un valor importante.”
Además, la mandataria chilena explicó a los medios que trasladó al papa Francisco su interés por que el pontífice visite el país latinoamericano el próximo año, una invitación a la que Bergoglio contestó, según la presidenta, con una confesión: “Que el próximo año le gustaría visitar tres países (del continente): Chile, Argentina y Uruguay.”
Bachelet calificó al Sumo Pontífice de “extremadamente cariñoso” y acogedor, y aplaudió que estuviera a favor “de todo el proceso que haga de Chile una patria más solidaria” para que sus ciudadanos “puedan salir de la desigualdad y vivir una vida más feliz.”
“Ha sido una reunión espléndida por la gran acogida que he sentido por parte de él como pastor”, insistió la presidenta de Chile.
La Santa Sede afirmó que también se reconocieron “las buenas relaciones bilaterales existentes entre ambos países, con la esperanza de que puedan fortalecerse aún más en el marco de los instrumentos jurídicos previstos en el derecho internacional.”
Además, se hizo “hincapié en el papel y la contribución positiva de las instituciones católicas en la sociedad chilena, especialmente en la promoción humana, en la formación y en la asistencia a los más necesitados.”
-Derecho a la vida-
En el comunicado vaticano se precisó que ambos hablaron de la “salvaguardia del derecho a la vida, la educación y la paz social” después de que en la Plaza de San Pedro algunas decenas de manifestantes chilenos aludieron a la legislación sobre el aborto en su país.
El acto, organizado por “Mujeres en Blanco”, tenía como objetivo, según explicó a Efe la portavoz María Paz Vial, pedir que no se legalice el aborto en Chile y no “hacer presión política sino orar, rezar, en un lugar que es un referente ético y moral y que también es como un útero que acoge todo tipo de personas de todas las partes del mundo.”
La presidenta chilena acudió al Vaticano acompañada de una delegación de 12 personas y fue recibida por Bergoglio con la frase: “Encantado de que esté aquí.”
La reunión se celebró en la Biblioteca del pontífice a puerta cerrada y después, ya en público, ambos líderes se hicieron entrega de los presentes, como es habitual en estas ocasiones.
Bachelet le obsequió a Bergoglio con un rosario de lapislázuli y plata, y también con un libro titulado “Iglesias del fin del mundo”, que incluía fotografías y comentarios sobre iglesias chilenas.
Por su parte, Bergoglio le entregó un ejemplar en castellano de su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” y un medallón de bronce de San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires.
Finalizado el encuentro, Bachelet fue recibida por el secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, y por el secretario de Relaciones con los Estados de la Santa Sede, monseñor Paul Richard Gallagher.