Desde ese día La Partida —su localidad natal— presume de héroe. Un héroe que desde los 27 años vive su segunda juventud. En enero entró en la treintena y tenía bastantes razones para celebrarlo por todo lo alto. Formó parte de la lista de los 20 mejores goleadores del 2013 para la IFFHS. Fue nombrado Mejor jugador del 2013 en la Concacaf, por ello desde enero último tiene un valor de ¤5 millones.
El futbol corre por las venas de la familia Peralta. De niño Oribe acudía a todos los encuentros que disputaba su padre y eso lo forjó.
Su momento en la liga mexicana llegó el 22 de febrero del 2003. Ese día el técnico de Monarcas, Rubén Omar Romano, miró al banquillo en busca de un revulsivo para empatar con el América y ahí vio a Oribe. Solo fueron cuatro minutos, pero ese día nació un delantero que 10 años después enamoraría a México.
Los comienzos suelen ser duros y también lo fue para Peralta, que el año siguiente bajó al infierno de la Liga de Ascenso con el León. Allí sus 10 dianas en 33 partidos no sirvieron para regresar.
Entonces se cruzó por primera vez en su vida con el que hoy es su seleccionador. Miguel Herrera cogió las riendas del Monterrey y Peralta fue el primer fichaje de su era. Después de un infructífero paso, el zurdo ficha por el Santos Laguna y luego a Chiapas. Con los Jaguares mejoraron sus números —12 goles en 35 partidos— y la temporada siguiente (2010) regresó a Torreón para convertirse en lo que es hoy.
En la temporada 2010-2011 pulveriza su marcas personales al conseguir 40 goles con el Santos y tres con México en la Copa América. Y al año siguiente terminó el año con 40 tantos, una gran carrera para Oribe.