Tenía espléndidas habilidades para el marketing y fue el primer diseñador en darse cuenta de que la moda podía ser además un estilo de vida que abarcase desde el mobiliario, hasta los accesorios del hogar.
Llegó a crear diseños suntuosos que complementaban sus lujosas creaciones de alta costura.
Pero la influencia de Poiret fue más allá de los reinos de la moda. Se rodeó de artistas, diseñadores y arquitectos que pudiesen ayudarlo a desarrollar y promover su obra.
Inventó un estilo visual único que podría ser la base de todo un movimiento artístico. Para Benno Tempel, el director del museo Gemeentemuseum de La Haya (Holanda) que acoge una exposición del diseñador, Poiret fue, nada más y nada menos, que “el padre del Art Déco”.
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La fascinante historia del hombre que llegó a dominar el mundo de la moda
Paul Poiret fue todo un innovador en el mundo de la moda. Liberó a las mujeres del corsé y las cubrió con creaciones inspiradas en Oriente. Inventó el concepto de desfilar y, muy a pesar de Coco Chanel, fue el primer modisto francés en lanzar su propio perfume.
Una ilustración de Georges Lepape de 1911 muestra un turbante de Poiret que evoca el lujo del Art Déco y la decadencia de la visión del diseñador. (Foto: Georges Lepape)GEORGES LEPAPE
Las vanguardias
El concepto de Art Déco viene de la Exposición Internacional de Artes Decorativas que tuvo lugar en París en 1925. A pesar de que era un movimiento burgués, con mucho énfasis en materiales exóticos y lujosos, fue en realidad una amalgama de muchos estilos de vanguardia.
Incorporó las imágenes fragmentadas del cubismo francés, las líneas angulares y diagonales del constructivismo ruso y la fascinación por la velocidad y el modernismo que acompañaba al futurismo italiano.
Tempel descubrió la importancia de Poiret cuando investigaba exposiciones anteriores sobre Art Déco. “Era esa persona entorno a la cual todo el mundo giraba, como una araña en la red”. El experto en arte lo ve como un equivalente al David Bowie en el mundo del arte: vio lo que estaba ocurriendo a su alrededor y lo mezcló. “Tenía olfato para saber cuál era el espíritu del momento”.
Después de pasar breves períodos en las casas de los diseñadores Doucet y Worth, en 1904 Poiret fundó su propia marca. Con su esposa Denise como musa, se propuso revolucionar el mundo de la moda centrándose en colores llamativos y brillantes, con diseños extravagantes inspirados en el libro Las mil y una noches y el vestuario de los ballets rusos.
Poiret comenzó a recibir en su casa a diferentes artistas para “crear un movimiento de arte a su alrededor”, declaró él mismo en su autobiografía. Su círculo incluía a Constantin Brancusi, Kees van Dongen, Robert Delaunay, André Derain, Raoul Dufy, Paul Iribe, Henri Matisse, Amedeo Modigliani y Pablo Picasso.
Puede parecer una mezcla ecléctica, pero todo su trabajo formaría parte después del Art Déco.
Más allá de la moda
Las fiestas extravagantes a las que asistían sus amigos artistas y lo mejor de la sociedad parisina, pronto le trajeron notoriedad.
Sin embargo, fue su decisión de darle al artista y diseñador Iribe la libertad de ilustrar sus diseños lo que realmente lo catapultó. Las imágenes altamente estilizadas, decorativas y coloridas que concibió con el artista no solo se adaptaban perfectamente al estilo de Poiret, sino que también proporcionaban al Art Déco la base de su lenguaje visual.
Pero el modisto fue un poco más allá y emprendió su carrera como diseñador textil. Usaba las telas en sus diseños de moda, pero también en la decoración de interiores.
Interiorismo
Una serie de encargos tantos públicos como privados para realizar trabajos de interiorismo, sobre todo uno en el hogar de la actriz Isadora Duncan y el interior del salón de belleza parisino de Helena Rubinstein, evidenciaron el éxito de la nueva empresa del diseñador.
Poiret ahora dominaba el mundo de la moda y la estética personal que había ayudado a popularizar con sus líneas de muebles para decoración estaba ganando terreno por toda Europa. Se llegó a planear una gran muestra en la Exposición de Artes Decorativas, prevista para 1915, pero fue entonces cuando llegó la guerra.
Caída en desgracia
Es imposible predecir cómo podría haber evolucionado el estilo de Poiret si la exposición hubiera seguido su curso. Como dice la curadora de arte Madelief Hohé, “todos los ingredientes estaban allí, pero la transformación de los elementos más elegantes de la década de 1920 aún no era visible”.
Sin embargo, si observas elementos de la década de 1910, la gente podrá decir “Oh sí, eso es Déco”, agrega.
Tampoco es posible predecir cómo y por qué menguó la fortuna personal del diseñador francés. La dura realidad de la vida cotidiana durante la guerra hizo que sus diseños extravagantes cayeran en desgracia.
Tras la guerra, Poiret disfrutó de un breve resurgimiento entre aquellos que querían dejar atrás los horrores que habían dejado los años 1914-18 y ansiaban vivir la vida plenamente. Mantuvo sus relaciones con la vanguardia, dándole a Man Ray su primer trabajo como fotógrafo de moda.
Pero gradualmente, su influencia empezó a menguar a medida que la estética más deportiva e informal de Chanel empezaba a tomar el control.
En la exhibición mundial de 1925 tuvo un último intento de aferrarse a su reputación. Lanzó tres barcos especialmente diseñados al río Sena. Cada uno lujosamente adornado con decoraciones de su casa Martine y con trajes en maniquíes con cabezas inspiradas en Modigliani.
Desafortunadamente, Poiret “encontró un estilo que le encantaba y no supo cambiar con los tiempos”, dice la curadora Hohé. Hay una anécdota famosa que cuentan de Poiret cuando una vez se encontró con Chanel, ataviada ya con el vestido negro que quería estandarizar. “¿A quién estamos velando? Se dice que preguntó Poiret. “A usted, monsieur”, respondió la diseñadora ácidamente.
Fue Chanel quien marcó el mundo de la moda en las décadas siguientes, pero Tempel dice que “ella nunca creó un movimiento artístico”. Ese honor le corresponde únicamente a Poiret.
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