De todas las reacciones adversas reportadas, la alergia a la penicilina es la más común.
BBC NEWS MUNDO
Por qué muchas personas alérgicas a la penicilina en realidad no lo son (y por qué esta confusión puede ser peligrosa)
Una pregunta básica que los médicos hacen antes de recetarte un antibiótico es si eres alérgico a algún fármaco.
Sin embargo, según un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts en Boston, Estados Unidos, y publicado en el British Medical Journal, la mayoría de los pacientes que creen ser alérgicos a este antibiótico no lo son.
En EE.UU., por ejemplo, el 10% de los pacientes reporta ser alérgico a la penicilina, y, el 90% de ellos puede en realidad tolerar la droga.
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Este error, dicen los investigadores, tiene consecuencias negativas para la salud, ya que a estos pacientes se le recetan otros antibióticos de amplio espectro que no solo son más costosos sino que también pueden matar bacterias buenas, además de las malas.
Tras analizar los registros médicos recogidos durante seis años de más de 300.000 adultos en Reino Unido, los investigadores notaron que los alérgicos a la penicilina tienen un 70% más de posibilidades de contraer Staphylococcus aureus resistente a la meticilina o SARM, una cepa de la bacteria Staphylococcus aureus que se ha vuelto resistente a varios antibióticos.
También corren más riesgos que los no alérgicos (un 26% más) de sufrir inflamación del colon por infección por Clostridium difficile (C.diff)
Estas bacterias son comunes en el ambiente y pueden vivir en los intestinos y en la piel sin problemas.
Pero, cuando se le receta a un paciente (por otro problema) un antibiótico de amplio espectro que acaba matando bacterias buenas además de las malas, el SARM o el C.diff se multiplican y pueden resultar problemáticos.
De dónde surge la confusión
Según los investigadores, el problema surge de un diagnóstico equivocado: un exantema (erupción en la piel de color rojo intenso) viral puede malinterpretarse como una alergia, o síntomas como dolor de cabeza o diarrea pueden asociarse erróneamente con la penicilina, cuando fueron en realidad provocados por otros factores.
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Muchas veces ocurre que se manifiestan al mismo tiempo que el paciente está tomando antibióticos y por ellos se hace esta asociación.
Por otra parte, numerosos pacientes que han manifestado una reacción alérgica a la penicilina en algún momento de su vida, no siguen siendo hipersensibles a este fármaco 10 años después.
No obstante, la solución es simple: el problema se resuelve con un test, que permite hacer un diagnóstico preciso.
La prueba más común se hace administrando una pequeña cantidad de penicilina en la piel con una aguja diminuta.
Si la inyección provoca un bulto rojo elevado y pica, la reacción es positiva.