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Síndrome de Munchausen por proxy: “Me quitaron a mi hija porque pensaron que yo estaba provocando su enfermedad”

El mundo de Taliah Drayak se vino abajo cuando se sospechó que estaba causando enfermedades a su hija.

(Foto Prensa Libre: Getty Images)

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Beatriz, de 2 años, tenía un complejo historial médico y se le recetó una medicina antiepiléptica, pero estaba teniendo problemas con la alimentación y continuaba con vómitos.

Su madre asegura que se le trató “como a un monstruo” cuando surgieron temores de que estaba “induciendo” las enfermedades de Beatriz.

Su hija fue colocada en adopción temporal y la familia no volvió a reunirse sino hasta un año después, cuando se cerró el caso.

Las sospechas equivocadas contra Taliah, de 36 años, eran que estaba provocando el llamado “trastorno facticio infligido a otro”, una enfermedad antiguamente conocida como síndrome de Munchausen por poderes.

El trastorno facticio es una rara forma de maltrato infantil que ocurre cuando un padre o cuidador, usualmente la madre biológica del niño, exagera o deliberadamente causa síntomas de enfermedad en el niño.

“Cuando se la llevaron quedé conmocionada”

Durante la investigación se permitió que Taliah, que es madre de siete niños, continuara cuidando a sus otros hijos. Pero Beatriz fue apartada del hogar familiar.

La niña pasó tres meses con una familia de acogida hasta que se acordó que podía ser cuidada por su padre, Taurean, en una dirección separada y Taliah podía tener acceso limitado y supervisado.

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Taliah, de Orkney, Escocia, le dijo a la BBC que fue devastador y desorientador que se sospechara que ella estaba provocando enfermedades en su hija.

“Cuando se la llevaron, quedé conmocionada. Fue un choque físico. Sientes que no puedes respirar, como si estuvieras sufriendo un infarto y cuando eso finalmente pasa sientes que puedes comenzar a llorar”, afirma.

Fue la doctora Marianne Cochrane, pediatra del Hospital Infantil Royal Aberdeen cuyos temores llevaron a una investigación de protección infantil y a que Taliah fuera interrogada por la policía.

Sus otros hijos, sus amigos y trabajadores de la guardería también fueron interrogados como parte de la investigación.

“Nada de eso pareció resolver algo”, dice Taliah.

Agrega que cuanta más ayuda pedía, más la trataban con sospechas.

Taliah y su esposo, que es abogado, creían que los síntomas de Beatriz eran efectos secundarios de la medicina antiepiléptica.

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“Es aterrador porque estás viviendo tu vida y todo va bien, y entonces, de pronto, todo explota”, asegura.

“Es casi como si te dicen que estás loca. Todo lo que has vivido te dicen que está mal, que lo has inventado e inducido y pierdes la confianza y te sientes ansiosa todo el tiempo. Realmente casi te destruyen”.

Permiso para regresar a casa

Después los informes médicos de los expertos no estuvieron de acuerdo con el diagnóstico de la doctora Cochrane y el caso fue cerrado a principios de este año.

Se permitió que la niña regresara a su casa para vivir con sus hermanos sin que se establecieran condiciones.

Taliah afirma que su hija ahora está bien y ya no toma el medicamento antiepiléptico.

La familia presentó una queja formal sobre la doctora Cochrane al Consejo Médico General (GMC) de Reino Unido (que registra a los médicos del país), y éste le confirmó a los Drayaks que están investigando.

“Destruyeron a nuestra familia y debe haber una revisión”

La BBC entiende que la doctora Cochrane sospechó de otra familia de trastorno facticio infligido a otro sólo dos meses después pero esa investigación fue subsecuentemente abandonada sin establecer condiciones a los padres.

El hijo de Natalie Whyte, Callan, tenía solo dos semanas de nacido cuando sus padres se mostraron preocupados por su salud. El niño se comportaba de forma muy diferente a la de su hermana de 7 años.

Cuando comenzó a desarrollar pequeñas manchas en la cara, Natalie tomó una foto y fue a su médico familiar, quien no se mostró preocupado.

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Las manchas ya habían desaparecido pero cuando le contó a su visitadora médica días después, Natalie dice que tanto a ella como a su pareja, Marc, comenzaron a tratarlos como sospechosos.

La pareja, de Insch, en Aberdeenshire, Escocia, fue enviada al hospital infantil de Aberdeen y se les dijo que no podrían llevarse a Callan porque estaban bajo investigación.

Después de cinco días de pruebas en el hospital, no pudieron llevarse a Callan a su casa sin supervisión y tuvieron que pedir a un pariente que se mudara con ellos.

Eventualmente, después de meses de investigaciones, se retiraron las condiciones impuestas a la familia y se encontró que Callan tenía una alergia a productos lácteos.

Natalie dice: “Entendemos que este tipo de procedimientos tienen que ocurrir, lo apoyamos totalmente y siempre hemos tenido la misma opinión, pero no pensamos que los procedimientos que tienen que seguir sean correctos. No se trata de tener una sola talla para todos”.

“Creo que es repugnante que puedan usar el poder que tienen para destruir así a una familia, porque destruyeron a nuestra familia y debe haber una investigación”.

“Un tema sumamente complejo y delicado

El organismo sanitario que se encargó que ambos casos le dijo a la BBC que la protección infantil es un asunto “extremadamente serio” pero que no podía comentar sobre el cuidado individual que se ofrece a los pacientes.

La doctora Cochrane se negó a hacer comentarios.

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Taliah desea que haya cambios en el sistema de protección infantil.

“Toda la acusación estuvo basada en preocupaciones pero no en hechos”.

No hay cifras nacionales sobre el número de casos de trastorno facticio infligido a otro, pero algunos estudios sugieren que es raro. Sin embargo, sólo una delegación en Escocia registró cinco casos el año pasado.

Algunos académicos afirman que cada vez más familias están siendo acusadas falsamente, a menudo debido a fallas en el diagnóstico de enfermedades raras y autismo.

Una trabajadora social, Maggie Mellon, le dijo a la BBC que hay muy pocos casos reales del trastorno.

“Los trabajadores sociales y los médicos necesitan estar conscientes de eso y no tomarlo como una explicación para todo”, dice.

Andy Bilson, profesor emérito de trabajo social de la Universidad de Central Lancashire, Inglaterra, lo considera “un tema realmente complicado”.

“Es difícil hacer un análisis apropiado tanto de datos como del daño real que se está haciendo a las familias pero al parecer tenemos un enorme aumento de esto y cada vez más familias están siendo dañadas por nuestros intentos equivocados para rescatar a niños”.

El Real Colegio de Pediatras de Reino Unido está actualmente revisando sus guías sobre trastorno facticio.

Una portavoz afirma que es “un asunto sumamente complejo y sensible”

Indica que hay muchas razones por las que un padre exagera los síntomas de un niño y los pediatras tienen el deber de asegurarse de que los niños están protegidos a todas horas.

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