Naturalmente, ante tales aseveraciones, cualquiera podrá comentar que esto es lo que le toca vivir a todo mundo. En unas cosas se obtienen satisfacciones; en otras, reveses. ¿Qué tiene de especial lo que apunto arriba? Pues bien, lo relevante vendrá a ser lo que hagamos de ahora en adelante. Es esto lo que me anima a redactar estas líneas, bastante generales, bastante cotidianas, para mirar a futuro. En la música, en el arte, en la cultura, tanto como en toda otra actividad. Es esta, también, la invitación que hago a quien tenga la paciencia de leerme hoy, en que pareciera que todo está a la espera del banderazo inicial, para arrancar un nuevo año, con nuevos bríos y con nuevas fuerzas.
Pero, hay un dato que, de pronto, no es tan obvio. Para mirar a ese futuro, hay que fijarse en aquellos y aquellas que vienen tras de nosotros. Es la esencia de quienes encarnan los ideales del porvenir: energía, belleza, arrojo, generosidad. Todo ello se resume en una palabra. Juventud. Joven es, al fin, quien mira para adelante.