Escenario

Brasil dice adiós al arquitecto Óscar Niemeyer

Brasil se aprestaba a rendir un último homenaje a Óscar Niemeyer, el poeta de las curvas fallecido a los 104 años, en la capital futurista Brasilia que ayudó a diseñar y con la cual revolucionó la arquitectura mundial.

Brasil se aprestaba a rendir el jueves un último homenaje a Óscar Niemeyer, el “poeta de las curvas” fallecido a los 104 años, en la capital futurista Brasilia que ayudó a diseñar y con la cual revolucionó la arquitectura mundial.

Su velorio tendrá lugar desde las 16h00 (18h00 GMT) en el palacio presidencial de Planalto, una de las grandes obras de este discípulo del arquitecto francés Le Corbusier y donde se encuentra el despacho de la presidenta Dilma Rousseff.

En la noche, su cuerpo embalsamado volverá a ser trasladado a Rio de Janeiro, su ciudad natal, donde Niemeyer, fumador empedernido, falleció el miércoles a raíz de una infección respiratoria, 10 días antes de cumplir 105 años, tras permanecer poco más de un mes internado en un hospital.

El jueves de noche se celebrará un velorio privado para su familia y amigos en el Palacio de la Ciudad de Rio de Janeiro. El viernes de mañana, su velorio en Rio será abierto al público, y su funeral será el mismo día, en el cementerio de Sao Joao Batista, en Botafogo.

“Me uno a todo Brasil en el duelo tras la muerte de Oscar Niemeyer. Se ha ido, pero permanecerá siempre entre nosotros, presente en las líneas de los edificios que plantó en Brasil y en el mundo”, dijo el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) en un comunicado difundido por su Instituto Lula en Sao Paulo.

“La monumental Brasilia, donde dejó la marca de su arte y concentró sus sueños de una ciudad que pudiese albergar con ternura y confort a pobres y ricos, hombres comunes y poderosos, será siempre la expresión máxima de su genialidad y de su generosidad”, agregó Lula.

Niemeyer, militante comunista hasta el final de sus días, dijo que tener más de 100 años “es una mierda” y que su única alegría era constatar que Brasil estaba transformándose en un país más “igualitario gracias al presidente Lula”, un exobrero metalúrgico del izquierdista Partido de los Trabajadores.

“Brasil perdió hoy a uno de sus genios, es un día para llorar”, dijo la presidenta Dilma Rousseff el miércoles de noche, poco después de conocer la noticia.

Niemeyer fue uno de los principales arquitectos del siglo XX, y se destacó por la exaltación de la curva, “libre y sensual”, inspirado en las montañas de Brasil, en sus ríos y playas y en “el cuerpo de la mujer”.

El ángulo recto no lo atraía, como tampoco “la línea recta, dura, inflexible, inventada por el hombre”, decía. Era éste un tema que lo oponía a Le Corbusier, con quien trabajó en su juventud y cuya influencia reconocía.

Nacido en Rio el 15 de diciembre de 1907, en una familia burguesa de origen alemán, portugués y árabe, Óscar Ribeiro de Almeida de Niemeyer Soares diseñó más de 600 proyectos alrededor del mundo en más de 70 años de carrera.

Algunas de sus obras más conocidas, además de la capital Brasilia, fueron el barrio de Pampulha en Belo Horizonte (Minas Gerais) en 1943, su primera gran obra y una de sus favoritas; la sede de la ONU en Nueva York junto a un grupo de arquitectos liderado por Le Corbusier en 1952, y el Sambódromo de Rio (1984).

Hasta su hospitalización, Niemeyer, ganador en 1988 del premio Pritzker -equivalente al Nobel de arquitectura-, siguió trabajando en su atelier de grandes ventanales curvados, frente a la famosa playa de Copacabana. Dejó una veintena de obras en curso en varios países.

En 1960, junto al urbanista Lucio Costa y al paisajista Roberto Burle Marx, ideó la nueva capital del país, Brasilia, donde revolucionó el gigantesco espacio vacío con sus modernas líneas sensuales, dio una levedad imposible al concreto y convirtió las columnas en poéticas esculturas que el escritor y político francés André Malraux definió como “el evento arquitectónico más importante desde las columnas griegas”.

Niemeyer “supo capturar la esencia de Brasil con su arquitectura. Sus edificios destilan los colores, la luz y la imagen sensual de su país natal”, subrayó el jurado del Premio Pritzker al otorgarle el premio.

“Estoy triste; el alma de Brasilia se va. Al mismo tiempo, no puedo pensar en otra persona que haya tenido una vida tan plena. Trabajó durante 70 años e hizo todo lo que quiso”, dijo la brasiliense Rita Siriaka.

Ana Hilda Vasconcellos e Silva, otra habitante de la capital, ha llegado esta mañana a la catedral de Brasilia, una de sus obras emblemáticas con su forma cónica y vitrales del piso al techo, para rezar por el arquitecto ateo y comunista.

“Niemeyer fue la persona que nos dejó estas obras maravillosas, esta ciudad maravillosa”, dijo con tristeza.

En 1928, Niemeyer se casó con Annita Bildo, con quien tuvo una única hija, Anna Maria. Su unión duró 76 años, hasta la muerte de Annita a fines de 2004. Su hija Anna Maria murió en junio pasado, a los 82 años, víctima de un enfisema pulmonar.

A los 98 años, Niemeyer volvió a casarse, con su secretaria, Vera Lucia Cabrera, 38 años menor que él y que le sobrevive.

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