Escenario

Cinco asombrosos lugares que suponen misterio para la ciencia

Algunos enclaves del planeta pueden esconder la respuesta a muchas preguntas que los científicos intentan responder.

Madrid- El blog «Alt1040» informa acerca de cinco singulares rincones del planeta. Algunos de estos misteriosos y desconocidos enclaves aún suponen un auténtico quebradero de cabeza para los investigadores, mientras que otros pueden esconder en su interior grandes secretos para lograr importantes avances científicos en un futuro no muy lejano. En ambos casos se trata de enclaves a los que los científicos no dejan de mirar constantemente:

1.-Los misteriosos círculos del desierto de Namibia

Desde hace algunos años, unas zonas circulares carentes de vegetación pueden ser observadas en el desierto de la República de Namibia. Para el pueblo Himba, habitante de la zona, estas extrañas figuras, de entre dos y diez metros de diámetro, son obra de los espíritus. Los científicos, en cambio, discuten si su origen se encuentra en la acción de las termitas o en un extraño comportamiento vegetal motivado por la competencia entre especies por el espacio físico.

Otros investigadores apuntan a las avestruces o a la existencia de posibles minerales radiactivos. En cualquier caso, más de cuarenta años después de su descubrimiento, el misterioso origen de los círculos de hadas de Namibia sigue sin estar resuelto.

2.-El superordenador que se encerró en una capilla de Barcelona

Cuando se piensa en ordenadores capaces de realizar millones de operaciones en escasas fracciones de segundos, lo normal es imaginarlos iluminados por interminables hileras de luces fluorescentes y encerrados en inmensos sótanos de facultades de informática o instalaciones gubernamentales. Sin embargo, no es el caso del MareNostrum, el mejor supercomputador español y uno de los más potentes de Europa.

El Barcelona Supercomputing Center se encuentra en la antigua capilla Torre de Girona, construida a principios del siglo XX en el Campus Nord de la Universidad Politécnica de Cataluña. Una singular ubicación para un ordenador que es considerado la joya de la corona de la bioinformática española.

3.-El secreto de los moais de la Isla de Pascua

Las misteriosas figuras de piedra que representan rostros humanos son uno de los principales atractivos turísticos de esta isla perteneciente a Chile y en la que viven alrededor de cinco mil personas. Desde su descubrimiento, desentrañar el origen de estas peculiares esculturas, conocidas como moais, y conocer cómo fueron transportados hasta allí ha sido la obsesión de muchos investigadores.

Una de las últimas teorías, formulada por investigadores de las universidades de Hawai y Estatal de Long Beach, California, los moais podrían haber sido arrastrados a lo largo de 18 kilómetros mediante un sistema de cuerdas y gracias a la tracción humana, antes de ser elevadas por un sistema de poleas.  Los indígenas Rapanui siguen creyendo que las gigantescas estatuas de piedra caminaron hasta su actual ubicación.

4.-Las extremas bacterias de México

Desde hace años, los científicos han descubierto que las bacterias que logran sobrevivir en hábitats extremos pueden ayudarles en sus investigaciones para hacer de la Tierra un país más sostenible. El país azteca posee una serie de lugares en los que el desarrollo de la vida se considera casi imposible, lo que los convierte en ideales para encontrar toda clase de bacterias para sus estudios de bioprospección.

El sitio geotérmico de Los Azufres y las fumarolas del volcán Paricutín en Michoacán, o el lago alcalino de Parangueo y el río Lerma en Guanajuato son enclaves ideales para encontrar microorganismos que puedan vivir a temperaturas o pHs extremos, que en el futuro podrían ser usadas para limpiar zonas contaminadas.

5.-La búsqueda de los antibióticos del futuro en Tiflis

El abuso de los antibióticos ha tenido como consecuencia que muchas bacterias desarrollen resistencia a su acción, lo que los vuelve ineficaces. Por ello, los científicos buscan nuevas alternativas para combatir a estas bacterias. Una de ellas son los bacteriófagos, un fascinante tipo de virus probados en la Unión Soviética durante décadas con resultados muy positivos.

El Instituto Eliava de la ciudad de Tiflis, Georgia, desarrolló con éxito numerosos bacteriófagos capaces de acabar de forma rápida y efectiva con numerosas infecciones. Ahora, los científicos intentan determinar si estos tratamientos personalizados son, además de efectivos, seguros para el cuerpo humano. Una vía de investigación que, de prosperar, podría revolucionar la medicina tal y como la conocemos.

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