Balloon Dog (El perro de vejigas), de Jeff Joons, se vendió por US$58.4 millones, lo que la convirtió en la obra más valiosa vendida en una subasta por un artista vivo. El tríptico de Lucian Feud, de Francis Bacon, se vendió por US$142 millones.
La pieza Tres estudios para un retrato de John Edwards, del artista Francis Bacon, fue subastada en más de $80 millones. (Foto Prensa Libre: Archivo)
Andrew Renton, director de la galería Marlborough Contemporary de Londres y profesor de Curación en el Colegio Goldsmiths en la Universidad de Londres, enfatiza en que hay muchos más acuerdos de precios que suceden en privado, y que algunos probablemente superan los registros existentes.
“Tenemos un modelo económico que es ligeramente contradictorio”, dice Renton. “Los precios parecen establecer el valor”, añadió. Pero considera que los compradores con mucho dinero quieren obras superlativas que profundicen en la psique.
El grito, de Eduard Munch, se vendió en mayo de 2012, por US$119.9 millones en Sotheby’s, Nueva York. (Foto Prensa Libre: Archivo)
A medida que las obras clásicas se vuelven más escasas, su valor continuará aumentando; al igual que la conmoción que las rodea. “No creo que haya un límite de precio”, dice Renton. “No es raro que en el futuro veamos una obra de arte multimillonaria”, concluye.
Con información de: William Lee Adams, CNN y christies.com.