El otro piloto de la aeronave solar, André Borschberg, cumplió el año pasado el mismo objetivo en una travesía virtual sobre el Atlántico, posible gracias a una modelización informática realizada por un equipo de ingenieros.
“Esta experiencia ha representado un entrenamiento de importancia fundamental para la vuelta al mundo, pero al mismo tiempo ha sido extremadamente difícil”, declaró Bertrand a su salida del simulador donde había pasado tres días enteros.
La prueba tuvo lugar en Dubendorf, en la periferia de Zúrich, donde el nuevo modelo del avión solar, que dará la vuelta al globo terráqueo, está en construcción.
Piccard fue sometido a una larga serie de pruebas, supervisadas por especialistas, para evaluar las cuestiones relativas al cansancio, la ergonomía de la cabina de pilotaje, la alimentación, la utilización de sanitarios y la capacidad para mantenerse vigilante.
Asimismo, se midió la posibilidad de realizar ejercicios para prevenir la trombosis, así como la aptitud para pilotar con una importante falta de sueño.
Para superar todas estas pruebas, el piloto utilizó métodos de autohipnosis que le permitieron mantenerse alerta, gestionar la fatiga y las ganas de dormir, así como los cambios de presión y de temperatura.
Así, Piccard efectúo trances hipnóticos para estimularse, dormirse o despertarse rápidamente, gracias a lo cual en 72 horas realizó 35 periodos de descanso de 20 minutos.
Entretanto, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) siguieron el estado psicológico del piloto gracias a soluciones que normalmente sólo se utilizan en laboratorios.
Los resultados del encefalograma y del electrocardiograma serán analizados y puestos en relación con aquellos de las pruebas de vigilancia y de rapidez de reacción, los que serán determinantes a la hora de decidir la estrategia de descanso del piloto durante la vuelta al mundo.
Sobre el avance en la construcción del nuevo Solar Impulse, Borschberg ha explicado que éste va quedando listo y que entre sus mayores innovaciones estará la de tener “una autonomía casi infinita” y que ahora se trata en conseguir que el piloto sea tan “duradero” como el avión.
“Debemos aprender a manejar nuestra propia energía, saber reconocer cuando la fatiga nos gana y encontrar soluciones para mantenerse alerta y vigilante”, explicó.
Ambos pilotos se concentrarán en las próximas semanas en el ensamblaje final del segundo prototipo de avión, que empezará en febrero para ser presentado al público en Suiza en abril.
A partir de entonces se iniciarán los vuelos de prueba y de entrenamiento en Suiza para que la aeronave y sus pilotos se preparen para despegar en marzo de 2015.
El primer prototipo de Solar Impulse, propulsado gracias al almacenamiento en sus alas de la energía del sol, estableció el pasado mayo el récord mundial del trayecto más largo sin escalas realizado por un avión de su tipo, al completar un recorrido de 1.541 kilómetros entre Phoenix y Dallas EE.UU.
Su medida es de 64 metros de una punta y otra de las alas, que representan la mitad del peso total del aparato (1,6 toneladas), y están cubiertas por células fotovoltaicas donde se almacena la energía solar.