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Según se informó a comienzos de abril, la angustia por la grave enfermedad de su padre la llevaron a ingresar en una clínica de salud mental, lo que reavivó el recuerdo del comportamiento errático y los problemas con las drogas que sufrió en torno a 2007, coincidiendo con su divorcio de Kevin Federline y el lanzamiento del disco Blackout.
El padre de Spears tuvo un importante rol en aquellos momentos, asumiendo su tutela cuando en 2008 fue ingresada en un psiquiátrico y perdió la custodia de sus hijos.
En el texto que acompaña su más reciente publicación en redes, Spears lamenta algunas de las “locuras” que se han dicho en los últimos días, incluidas “amenazas de muerte” a su familia y a su equipo y el inicio de un movimiento que pedía su alta hospitalaria bajo la premisa de que se encontraba ingresada en contra de su voluntad.
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“Estoy intentando tomarme un tiempo para mí misma”, corrige la artista, antes de prometer que está intentando “dar lo mejor” de sí misma en estos momentos, asegurar que se encuentra “fuerte” y pedir “un poco de privacidad para lidiar con las cosas duras” que la vida está poniendo en su camino actualmente.
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