Lovato no para, y eso se notó arriba del escenario: energía, ritmo y complicidad resumen la relación que la artista entabló con un público, en su mayoría adolescente, en poco menos de una hora y treinta minutos de presentación.
Luces de neón, pulseras y celulares por todas partes; el turno llegaba para las melancólicas Catch Me y Here we go again, que prepararon el ambiente para Made in the USA, perteneciente a su placa más reciente de la también actriz.
Con una imagen casi rockera, que incluía una media moica, Demetria Devonne Lovato bailó, saltó e incluso por momentos a sus caderas se les escapó su faceta más seductora, lo que hizo gritar al público que la llenó de piropos.
La cantante de origen latino se lució, fue de menos a más, el único punto bajo, una banda mermada de energía, que le resta a una artista que se nota que aún se divierte en el escenario.