Escenario

El dulce sonido de la viola de gamba

El pasado sábado 10 de diciembre, la Fundación G&T Continental organizó un concierto de música barroca europea y latinoamericana para conmemorar el quinto aniversario de la restauración del Museo de San Juan del Obispo, que también patrocinó esta altruista institución.

El selecto programa fue interpretado por cuatro virtuosos jóvenes músicos: dos destacadas guatemaltecas la clavecinista Carolina Palomo y la bióloga-soprano Diana Ramírez, quienes han formado parte del Ensamble Antiqua. Se sumaron en esta ocasión dos laureados especialistas mexicanos de gran trayectoria y fama: el barítono Marduk Serrano y el violagambista Israel Castillo.

La selección musical que presentaron estuvo en total concordancia con el ambiente místico y repleto de arte de la iglesia de San Juan del Obispo, erigida en el siglo XVI por el benemérito primer Obispo de Guatemala, Licenciado Francisco Marroquín. Una luz tenue que emanaba de muchísimas candelas blancas en altos candeleros antiguos, profusión de arreglos colgantes de flores y el aroma exquisito del incienso, hicieron de la velada una experiencia sublime.

Resaltaron las composiciones de dos famosos músicos del Palacio de Versalles en tiempos de Luis XIV: Marin Marais (1656-1728) y François Couperin (1668-1733). Al escuchar la delicada música recordé la película Todas las mañanas del mundo, con Gerard Depardieu, 1991. Allí el artista francés representó la biografía de Marin Marais y su austero maestro Monsieur de Sainte-Colombe, quienes fueron virtuosos de un instrumento inexistente en nuestro medio: la viola de gamba, una antigua guitarra modificada para tocarse frotada con arco y sostenida con ambas piernas. Produce un sonido dulce y suntuoso (http://www.musicaantigua.com/phpBB3/viewtopic.php?f=40&p=56).

La tocaba magistralmente el maestro Castillo. Durante el intermedio, me acerqué para preguntarle si su instrumento era antiguo y si al ser de siete cuerdas era el modificado por Sainte-Colombe. De inmediato otros miembros de la audiencia se acercaron a preguntarle de qué instrumento se trataba, pues nunca antes lo habían visto ni escuchado. El virtuoso explicó en público la identidad de dicho instrumento de cuerdas: al igual que la familia del violín, las violas evolucionaron por separado a partir de un instrumento africano introducido por los árabes en España, pasando por la vihuela, el rabel y muchos otros, llegó a Italia donde ambas familias de instrumentos se perfeccionaron y popularizaron.

El barroco latinoamericano estuvo representado por dos bellos duetos acompañados de clavecín y viola de gamba por Tomás de Torrejón y Velasco.

Al final, el público ovacionó de pie repetidamente a los virtuosos, y degustamos delicioso chocolate caliente.

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