En la serie, la escena recuerda los juegos de niños en los que uno de ellos se volteaba contra la pared y se tapaba los ojos mientras los otros corrían para llegar a la meta.
Cuando el niño contra la pared se volteaba, todos los que corrían y no habían llegado a la meta debían quedarse petrificados, sin moverse, y quien lo hiciera tendría una pena o penitencia.
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Pero en El Juego del Calamar esta dinámica toma un giro aterrador cuando la muñeca, con sensores en los ojos, comienza una matanza contra aquellos jugadores que se mueven.
Sin embargo, la historia de la icónica y gigantesca muñeca, que ahora se ha convertido en un emblema de Netflix, va más allá.
De acuerdo con una publicación de Infobae, todo se remonta a la localidad de Jincheon Country, a unas horas de Seúl, la capital surcoreana.
En el lugar hay un museo de carruajes llamado Mancha Land, sitio del cual la gigantesca muñeca se encontraba al ingreso como una especie de guardiana.
Fue allí donde los productores del Netflix la encontraron y la pidieron prestada para el rodaje de la serie.
Su nombre es Mugunghwa, la flor nacional coreana, y está cargada de simbolismo, comenzando por su significado: flor eterna que nunca se desvanece.
De acuerdo con Infobae, Netflix construyó una réplica de ella en Filipinas que mide más de 3 metros y que fue colocada en un comercial de Manila.
Sus ojos irradian una luz verde y otra roja que controlan el movimiento de los peatones. Si uno de ellos avanza cuando no debe, comienza a sonar la siniestra canción de la serie.
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Netflix anunció hace unos días, que El Juego del Calamar va en camino de convertirse en la serie más vista durante la historia de la plataforma.
¿Y qué pasó con la muñeca original?
Tras la publicación de la serie, fue devuelta al museo; sin embargo, muchos no están de acuerdo, ya que creen que trae toda una historia de muerte y maldición en sus ojos.
Además, le falta una mano, y nadie sabe qué pasó con ella ni dónde está.
