Escenario

Fallece el intelectual Federico Fahsen luego de una vida entre la epigrafía maya y el urbanismo

Fundó el primer primer congreso de epigrafía maya en Guatemala, fue catedrático, canciller, arquitecto urbanista, y alguien recordado por siempre compartir saberes.

Federico Fahsen

El arquitecto y epigrafista había nacido en Guatemala el 17 de noviembre de 1936. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El pasado 3 de abril del 2022 Guatemala perdió a uno de los epigrafistas más inquietos y activos de la historia nacional. Federico Fahsen murió a los 85 años luego de un sufrir un infarto, como consecuencia de varios padecimientos cardiacos que había atravesado en sus últimas cuatro décadas.

Su esposa, Marta Regina Rosales Díaz de Fahsen, lo recuerda investigando sobre las inscripciones en las estelas de Tak’alik Ab’aj’ hasta hace seis años, aún cuando Federico estaba en silla de ruedas como resultado de un problema en la columna que no pudo intervenirse quirúrgicamente.

Era una persona que no paraba. Marta Regina, que lo conoció hace 60 años, apunta que se trataba de alguien completo que sabía de todo: desde geografía hasta literatura y desde arquitectura hasta epigrafía.

Aunque la historia del país lo reclamará sobre todo como un investigador clave dentro de la disciplina que estudia las inscripciones talladas sobre superficies naturales, muchos lo recordarán también como el arquitecto guatemalteco graduado de la Universidad Southern de California cuyo primer trabajo urbanístico fueron los Proyectos 4-4 y 4-10, en la zona 6.

Contaba con una maestría en Planeación Urbana y Regional por la Universidad de Berkeley (California) y laboró por mucho tiempo con el entonces Instituto Cooperativo Interamericano de Vivienda.

Su vida dio un gran giro cuando en la década de 1970, y con 39 años, sufrió un paro cardiaco. Más allá de las repercusiones médicas, fue en esa misma época que tuvo un primer contacto con la epigrafía. Durante el tiempo de reposo en el hospital, recibió un libro del historiador Luis Luján Muñoz. La publicación incluía todo un nuevo mundo con contenido de simbología maya.

Empezó a investigar el arte del descriframiento jeroglífico de manera autodidacta y en 1983 publicó su primer artículo llamado Notas sobre la secuencia dinástica de Machaquilá, el cual fue publicado en la revista Mesoamérica.

El fervor y la pasión lo llevaron a involucrarse en distintos sitios arqueológicos del país. De acuerdo con datos de la Universidad Francisco Marroquí, a Fahsen se le recordará por sus aportes en el estudio de las inscripciones tempranas en Tikal y Uaxactún, los textos de Quiriguá, las esculturas preclásicas de Kaminaljuyú, y por sus trabajos como epigrafista co-director del proyecto arqueológico Cancuén.

En los ochentas, tiempo después de haberse sumergido en el caleidoscopio histórico de los tallados mayas, se vinculó y colaboró con personas académicas del área como Linda Schele -quien fue su mentora-, Peter Mathews y Nikolai Grube.

“Como soy arquitecto me llamaban la atención los signos, los cuales comencé a estudiar. Me di cuenta de que es un idioma completo como cualquier otro”, recordó Fahsen en una entrevista de 2015 con Prensa Libre.

Federico Fahsen
Federico Fahsen inició sus investigaciones y aproximaciones a la epigrafía de manera autodidacta. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Cerca del 2004 Fahsen daba un curso de astronomía maya junto a Nikolai Grube en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue en esa misma época que Camilo Luin -epigrafista, arqueólogo y actual curador del Museo del Popol Vuh de la Universidad Francisco Marroquín- le conoció.

“Me enseñó a poder transmitir los conocimientos que se tienen, en creer que siempre habrá alguien que seguirá nuestro trabajo y lo valorará”, comparte Luin.

En 1986, Federico junto con otros apasionados realizaron el primer congreso de epigrafía maya en Guatemala. Algo que hacia el presente es visto como un parteaguas en la historia nacional.

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A partir de ese interés investigativo se iniciaron proyectos como el Simposio de investigaciones arqueológicas de Guatemala que también inspiró el Seminario Internacional de Epigrafía Maya donde académicos e investigadores locales como internacionales se han reunido desde hace cuatro años.

El actual curador del Museo Popol Vuh señala que hay muchas razones -innumerables- para que Guatemala no olvide la historia Fahsen: “Gracias a él, el mundo se dio cuenta que en nuestro país había académicos de gran nivel y, sobre todo, fundó las bases para tener una escuela de epigrafía”.

Su carrera lo llevó a ser merecedor de la Orden del Pop del Museo Popol Vuh, la Orden del Patrimonio Cultural, y el Linda Schele Award de la Universidad de Texas. Además, sus méritos también encontraron un vínculo con la política. Fue embajador de Guatemala en Washington, director del INGUAT y viceministro de Relaciones Exteriores.

Luego de atender la llamada en la cual confirmó a este medio la razón del deceso de su esposo, Marta Regina Rosales Díaz de Fahsen desató un cierto nudo que tenía en la garganta. La melancolía no se niega. Desde un tono satisfecho Marta Regina sintetizó: “Federico fue un hombre que nunca perdió su interés por la vida porque supo compartir sus conocimientos”.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.