Escenario

Frases célebres de Eduardo Galeano

El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, fallecido este lunes a los 74 años, era una de las voces más críticas de la literatura latinoamericana y entre sus numerosas obras destaca Las venas abiertas de América Latina, toda una declaración de principios y su libro más leído.

El escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano, creador de la obra Las venas abiertas de América Latina. (Foto Prensa Libre: EFE)

El escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano, creador de la obra Las venas abiertas de América Latina. (Foto Prensa Libre: EFE)

Eduardo Hughes Galeano nació el 3 de setiembre de 1940 en Montevideo y para escribir adoptó su apellido materno.

Ensayista comprometido con las causas de la izquierda exploró a lo largo de su obra en las profundidades y los contrastes de América Latina y este lunes, murió a causa de un cáncer de pulmón, informaron fuentes del sanatorio en el que se encontraba internado en la capital uruguaya.

Galeano se caracterizó por sus recordadas, célebres y polémicas frases.

“Este es un mundo que te domestica para que desconfíes del prójimo, para que sea una amenaza y nunca una promesa”.

“Escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme”.

“Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”.

“En realidad, todos escribimos un solo libro, que va cambiando y se va multiplicando a medida que la vida vive y el escritor escribe. Para mí, Las venas fue un puerto de partida, no un puerto de llegada”.

“El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, no lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo”.

“El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar…”.

“A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder”.

“No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta”.

“El código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso”.

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.

“No sería capaz de leerlo de nuevo (su libro Las venas abiertas de América Latina). Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”.”Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo”.

“Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: “Cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”.

“Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado”.

“Arránqueme, Señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desdúdeme”.

“El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua”.

“Para los intelectuales de izquierdas, el fútbol impide que el pueblo piense. Para los de derechas, prueba que piensa con los pies. ¿Que es un negocio? Eso vale para todo. ¿El sexo no lo es? Y los que saben me han dicho que el sexo no está mal”

 

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