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Las tradiciones de Guatemala visten de color a noviembre

A partir del 1 de noviembre, las tradiciones más arraigadas de Guatemala toman un particular auge. Barrieletes, fiambre, visita a cementerios acompañan este  particular mes.

Los guatemaltecos tienen una particular forma de recordar a sus difuntos. Estas fechas se aprovecha para visitar cementerios, familiares y volar barriletes en los cielos despejados.

El fiambre derivó de la costumbre de los antiguos mayas que conmemoraban a sus difuntos reuniéndose en familia alrededor de la tumba, comiendo  platillos que no era necesario calentar.  El fiambre es mezcla de carnes y embutidos de la cocina española y vegetales de Guatemala. Surgió  a finales del siglo XIX, en el área central de la república.  Es único en el mundo.

De pequeño tamaño, los primeros cometas en Guatemala fueron fabricados por los chinos a mediados del siglo XIX. Cuando Justo Rufino Barrios (presidente de 1873-1885) habilitó cementerios en   todos los pueblos, estos resultaron  propicios para encumbrar  barriletes,  por las  corrientes de aire. Al volar los cometas sobre las tumbas, y  con la creencia que los espíritus van al cielo,  se asoció el barrilete como  elemento de comunicación entre  vivos y muertos.

Fue Jorge Ubico (presidente de 1931-1944) quien sugirió a los habitantes de Santiago Sacatepéquez que hicieran  barriletes más grandes. Se elaboraron tan grandes que fue imposible  elevarlos. Perdieron su sentido religioso pero se convirtieron en una forma de exaltar la cultura guatemalteca.

La noche de brujas es una especie de carnaval tenebroso, una reinterpretación  de prácticas antiguas del norte de Europa, en honor de  los muertos.  Se practicaban al final del año, época en que los días son más fríos y cortos y las noches más largas, por lo que se relacionó con la oscuridad. La  costumbre se trasladó a Estados Unidos  en el siglo XX, y a nuestro país en la década de 1960.

En la cultura maya se acostumbra poner en las tumbas variedad de comida  con la creencia de que el difunto también la disfruta porque su espíritu está presente. Tradicionalmente se coloca ayote, pan,  güisquil o fiambre. A estas viandas se les  llama “cabecera”  porque se colocan en la sepultura, en la dirección en que quedó la parte superior del cuerpo del fallecido.

La carrera de las ánimas no es una competencia de velocidad. El ritual data del siglo XIX, pues en la época colonial a los indígenas se les prohibía montar a caballo.

Es una carrera peligrosa en la que los jinetes pueden resultar heridos, pero esto es parte del ritual que tiene sus orígenes en antiguas prácticas mayas de ofrendar sangre a las deidades.

Originalmente  incluía bebidas  que se han sustituido por el aguardiente.  Se considera que si una persona resulta herida habrá abundancia de alimentos en el año venidero.

De origen católico, el Día de Muertos se celebra el  2 de noviembre desde el año 998. La conmemoración fue instituida por  el abad Odilón de Cluny, Francia, para rogar por las almas del Purgatorio.

El 1 de noviembre se  celebra el Día de Todos los Santos, para  exaltar a los espíritus puros que están en el cielo. El Papa Gregorio IV, en el  año 835, extendió la celebración a toda la Iglesia.

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