Escenario

Tecún Umán, un vals dedicado al héroe nacional

Esta composición musical fue tan preciada para su autor Julián Paniagua Martínez, que en la lápida de su sepultura están escritas algunas notas.  La presentamos como homenaje a este insigne compositor y por conmemorarse hoy el Día de la Marimba y del héroe nacional Tecún Umán.

Desde 1999, el 20 de febrero de cada año se conmemora El Día Nacional de la Marimba, instituido durante el Gobierno del presidente Álvaro Arzú.  En 1955 la marimba fue declarada Símbolo Patrio, y en 1968 se reconoció como Instrumento Nacional, según el decreto 66-78, del Congreso de la República.

Para orgullo patrio, la marimba guatemalteca fue declarada Patrimonio cultural de las Américas, por la Organización de Estados Americanos (OEA), el 12 de febrero de 2015, en un acto que se celebró en la sede de esa institución en Washington.

Para celebrar la designación, se presentaron en ese recinto la Marimba de Concierto de Bellas Artes y la Marimba de Concierto del Palacio Nacional de la Cultura. Un documento que acredita este reconocimiento fue entregado por José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, al entonces ministro de cultura de Guatemala, Dwith Pezzarossi. Esta distinción se obtuvo durante el año en que la capital de Guatemala ostentó la calidad de Capital Iberoamericana de la Cultura 2015.

Héroe nacional

El 20 de febrero, también fue declarado por el Congreso de la República, Día del héroe nacional Tecún Umán, símbolo de la nacionalidad guatemalteca, por medio del decreto 1344, del 22 de marzo de 1960.

Esta iniciativa surgió en 1959, por medio del Comité Pro Exaltación del Héroe Tecún Umán, dirigido por Rafael Téllez García y Jaime Pérez Aguilar quienes pidieron: “Que se consagre como héroe nacional y paladín del “Ejército de la República” la egregia figura de Tecún Umán”.

La distinción se dio después de que más de 20 diputados pidieron opinión de la Honorable Sociedad de Geografía e Historia respecto a la existencia del líder indígena y el significado de la palabra paladín. El entonces diputado por Quiché, Ernesto Viteri, explicó que paladín significa caballero fuerte y valeroso que voluntariamente va a la guerra y se distingue por sus hazañas. Tecún Umán, que dirigió los ejércitos k’iche no fue paladín del ejército de la República, cuyo nombre oficial es Ejército Nacional, institución que no existía en el siglo XVI.

Vals Tecún Umán

Es la obra más conocida de Julián Paniagua Martínez, a quien se le atribuye, junto a Sebastián Hurtado, la creación de la marimba cromática o de doble teclado que ahora conocemos y en la que acostumbramos escuchar en celebraciones oficiales, públicas y familiares. Los ritmos y notas de esta pieza conservan la estructura de la música denominada de la Belle epoque, de principios del siglo XX, en la que se componían valses, música militar y sacra para ser interpretada en piano y orquesta.

El autor

Julián Paniagua Martínez nació en 1856.  Músico universal creador de más de 200 obras entre las que se cuentan algunas que pasaron a formar parte de las reservas espirituales del país.

También compuso marchas fúnebres como Los pasos de nuestro Señor (1890); Señor de la Humildad y El Señor sepultado, (1890), además de varias arias inéditas.


Heredero de una pasión por la música, intercaló los juegos infantiles con sus primeras lecciones musicales de la mano de su padre. Allí aprendió composición y violín igual que los artesanos aprendieron, en el taller, las artes manuales de sus maestros.

Pronto demostró sus potencias interiores al componer su primera obra, el vals Tos Ferina. Doña Paquita de Amorín, pariente política de don Julián y albacea de su memoria, lo define como “un hombre sencillo, frugal y sin vicios, con una fuerte vocación por la música”. Sus habilidades y talento natural le hicieron asumir responsabilidades como director de bandas desde los 15 años de edad.

Según Dieter Lehnhoff, fundador del Instituto de Musicología de la Universidad Rafael Landívar, la música de Paniagua está influenciada por la belle epoque. Ello explica su tendencia a crear valses, música militar y sacra con instrumentos propios de la época: piano y orquesta. “Busca, desde la música, darle identidad a Guatemala, y lo hizo desde aquella música que consideraba el culmen de la cultura contemporánea, Strauss y Wald Teufel.

Es la búsqueda de una identidad nacional desde lo sacro, lo militar y el vals, expresión de lo social”, opina Lehnhoff.  La vida de Paniagua estuvo saturada de desafíos profesionales y vitales. Sus dos únicas hijas enfermaron de neumonía y murieron estando él de viaje. En 1885 perdió a una buena parte de su banda militar en la batalla de Chalchuapa, misma que tuvo que reorganizar a su regreso. Luchó por la calidad de los instrumentos y de las ejecuciones musicales.

Su disciplina y entrega a la calidad musical le dieron grandes éxitos internacionales. Con la marcha Democracia recibió la medalla de plata en la Exposición Internacional de París, en 1900. En 1904, el vals Murmullo de Besos recibió otro premio en la Exposición Internacional de St. Louis, Estados Unidos.

Según Lehnhoff, don Julián logró vivir de la música no solo por los honorarios como director de bandas, sino por su sentido práctico; fundó el Repertorio Musical Paniagua, desde donde vendía instrumentos y piezas musicales que imprimía en su tipografía.

“En la Guatemala de principios del siglo XIX, se encontraban unos mil 500 pianos y otros tantos instrumentos que requerían partituras para su ejecución. Aún no existía la radio y la música debía ser tocada en vivo”.

El deseo de escuchar las obras de sus mentores clásicos, Strauss y W. Teufel, así como la incomodidad que le causaba observar las penalidades de los marimbistas afanados en alcanzar los tonos y melodías correctas en sus viejas marimbas, llevó a don Julián, junto a Sebastián Hurtado, a modificar la estructura de la marimba para que la música siguiera siendo virtuosa.

“Tanto Chiapas como Quetzaltenango reivindican la creación de la marimba cromática, pero lo más probable es que haya ocurrido simultáneamente, como tantas cosas. Hurtado y Paniagua hicieron un buen equipo, el primero desde sus habilidades técnicas y el segundo desde su amor por la buena música. “Ellos generaron un cambio en la forma de pensar la marimba, y esto dio como resultado una verdadera revolución musical, técnica y tecnológica”, dice Lehnhoff.

“Paniagua hizo una invaluable contribución a la música guatemalteca y a su valoración como algo propio. Su trabajo no ha perdido vigencia pues toda sociedad necesita de la música para vivir y recrear los más altos sentimientos. Su obra está viva y aún se toca para nosotros. Su música transmite algo positivo para los guatemaltecos de hoy”, reflexiona.

Julián Paniagua murió en mayo de 1946, a los 90 años. En su lápida, testigo material de su partida, están escritas algunas notas de su obra más conocida, el vals Tecún Umán, símbolo de sus potencias espirituales. El mensaje contenido en su música es alegre, un tanto despreocupado, como él, pero elegante y sus notas son ecos para la Guatemala de hoy y de siempre.

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