Mientras que Chuck Norris luchó contrala la mafia rusa en la película Invasión USA, en 1985, Mario Almada derrotó sin ayuda de nadie a un grupo de narcotraficantes en la cinta Pistoleros Famosos, de 1981.
Como solo en el cine puede pasar, el ícono del western mexicano descargó hasta la última bala de su ametralladora y mató a todos a su paso sin despeinarse. Bien dijo él: “A mis pistolas nunca se le acaban las balas”, en el 2003 cuando recibió el Ariel de Oro como reconocimiento a su trayectoria.
Las escenas de acción donde ambos actores, en papeles de justicieros, derrotaban ellos solos a sus enemigos, uno con acrobacias de katare y el otro a puño limpio y pistola, ha llevado a los espectadores del cine mexicano a compararlos.
Durante los más de 70 años de carrera en el cine, Almada protagonizó más de 300 largometrajes, en muchos de los cuales actuó como el bueno de la película. Los desalmados, Todo el horizonte para morir, El pistolero diablo, entre otro, son algunos de esos títulos.