Pero esto no duraría mucho. Si la muerte ocurriese durante la noche, las bacterias sólo durarían lo que el cuerpo tardara en congelarse, ya que las temperaturas llegan a alcanzar los -150ºC durante la noche. El cuerpo del astronauta permanecería congelado hasta el amanecer, cuando empezaría a calentarse de nuevo. Durante el día, se cocinaría en temperaturas que ascienden a los 120ºC.
Finalmente, el traje empezaría a abrirse y de él saldría vapor de agua. Luego el cadáver se desecaría en el vacío hasta parecer un trozo de carne seca. A lo largo de los años, la radiación y los rayos cósmicos transformarían las proteínas del cuerpo en cortas cadenas de aminoácidos. Lo mismo pasaría con la grasa.
Incluso después de milenios, todavía quedaría una cáscara con forma humanoide, y si el astronauta muriera en uno de los cráteres cercanos al polo, su cuerpo congelado quedaría perfectamente preservado casi para siempre.