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Ricardo del Carmen Fortuny, así es nacer con la música

Él da vida a emociones cada vez que se sienta frente a su violonchelo y con su arco hace que las cuerdas hablen. Cuenta que desde niño sintió el llamado de este instrumento que marcaría su destino y que lo ha convertido en uno de los más reconocidos músicos guatemaltecos.

En su caminar artístico Del Carmen Fortuny ha visitado varios países en diversas presentaciones.  (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández).

En su caminar artístico Del Carmen Fortuny ha visitado varios países en diversas presentaciones. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández).

Si hablamos del músico y sus comienzos, pocos tienen el gran privilegio de nacer como él lo hizo.  La música lo acompañó desde que se formó en el vientre de una cantante operática y su padre, de quien también heredó el mismo nombre, fue un reconocido director de orquesta.

Ricardo del Carmen Fortuny creció escuchando música, conciertos y con una vida agitada entre presentaciones y músicos que visitaban su hogar o a quienes observaba en sus horas de ensayo.

Durante la pandemia, el maestro Ricardo del Carmen Fortuny ha compartido clases virtuales, conciertos y presentaciones. (Foto Prensa Libre: cortesía).

Uno de los primeros recuerdos de Del Carmen es de cuando tenía tres o cuatro años, en aquella ocasión Leonard Rose, chelista, visitó su hogar como parte de la atención que su padre tenía con los solistas que visitaban el país.  Esta fue la primera vez que Ricardo tuvo frente a sus ojos un violonchelo y a uno de sus grandes intérpretes. Y desde entonces, considera que comenzó su amor por las cuerdas.

Apenas a los ocho años empezó sus estudios de violonchelo en el Conservatorio de Música en Guatemala con el maestro Eduardo Ortíz Lara, considerado una de las leyendas en la enseñanza de este instrumento, no solo en Guatemala sino en América Latina.

No fue tan sencillo que lo inscribieran, pasó algunos años insistiendo en ir a aprender. Fue hasta que tuvo la edad y que el mismo Ortíz mandó a traer un instrumento pequeño apropiado para el aprendizaje de un niño. “Le vamos a quitar la curiosidad de aprender y lo más que puede pasar es que no le guste”, dijo Ortíz en su oportunidad, pero eso nunca sucedió y ahí comenzó su preparación para la carrera musical que lo ha llevado a grandes presentaciones en Guatemala y en el mundo.

Una vida paralela

Su vida siempre ha estado llena de compromisos.  Llevaba sus clases tradicionales sumado a la vida del Conservatorio y los ensayos.

Recuerda que todo comenzó a manera de juego, al principio eran tiempos cortos de trabajo con el instrumento y poco a poco fueron aumentando los niveles de exigencia.

“Es una vida dura y pesada, de doble jornada y no se tiene una niñez y adolescencia normal en la que se sale a jugar todas las tardes, son cuestiones que se privan”, recuerda el maestro.

En la secundaria ya estaba seguro de que su vida sería dedicada a la música y reconoce que uno de los puntos más difíciles de comprender a esa edad era la importancia de la disciplina.  “También, hasta que se madura se logra entender que todo tiene un orden de música para que fluya”, agrega.

“Es parte de la vida tener que superar situaciones, en especial en cuestiones profesionales cuando no nos ha ido bien”, comenta mientras describe que cuando se habla del violonchelo, “lo peor que uno puede hacer es no volver a intentarlo después que las cosas no salieron como uno quería.  Se tiene que volver a enfrentar y mientras más pronto se haga es mejor”, expresa.

“En cualquier escuela artística la disciplina es lo más importante”, Ricardo del Carmen Fortuny, músico guatemalteco

En 1985 ofreció su primer recital en Puerto Vallarta, México.  “Fue una época emocionante, con 16 años ir a otro país y llevar el instrumento fue algo especial”, recuerda.  El mismo año debutó como solista con la Orquesta Sinfónica Nacional.

El camino siguió y en 1987 participó en el I Festival Juvenil Centroamericano en Costa Rica. En 1988 participó en el V Festival de Orquestas Sinfónicas de las Américas en Puerto Rico.

Describe que cada presentación ha sido especial, pero hay una que recuerda más y fue en 1990,  cuando audicionó y envió su trabajo grabado en un casete a Nueva York para representar a Guatemala en el I Festival Musical del Pacífico en Sapporo y Tokio, Japón e integrar la Orquesta Sinfónica Internacional en la que estarían 120 músicos dirigidos por Leonard Bernstein, Michael Tilson-Thomas, Eiji Oue, Marin Alsop y Lief Bjaland.

A ese festival  cuenta que llegó como invitada la Sinfónica de Londres.  En esa ocasión los maestros integrantes de la sinfónica también les dieron clases a los músicos participantes.

“Bersetein ha sido uno de los grandes directores de toda la historia y este fue el último proyecto educativo que hizo antes de su muerte, que ocurrió apenas unos meses después de la actividad”, recuerda mientras describe que también fue especial porque era la segunda vez que estaba en contacto con su familia.

Casi 30 años antes, Bersetein era el presidente del jurado calificador que dio a Ricardo del Carmen padre el premio para directores de orquesta, Dimitri Mitropolus, en Nueva York.

Los cambios

La pandemia no le ha quitado ni un poco del ritmo de trabajo agitado.  La práctica en las mañanas de su instrumento, el violonchelo, las clases virtuales por la tarde y también el apoyo a presentaciones en línea son parte de su diario vivir.

Durante estas semanas, casi a diario comparte en sus redes sociales parte de su arte en las cuerdas, en parte es por práctica, pero en el interior a manera de regalo para escuchar buena música en medio de una época complicada para el mundo.

Unos de los grandes retos que ha tenido con las clases virtuales es que existen algunos detalles de técnicas que solo se pueden corregir con el alumno de frente. Por eso, al revisar los videos de las clases, es preciso prestar mucha atención para ver esos aspectos.

“Tenemos que adaptarnos a esta época que nos ha tocado vivir, por ahora el mundo no será igual”, dice y además reflexiona para concluir que “al salir de la pandemia lo más importante es que vivamos en paz y con una lección aprendida de valorar lo que tenemos”.

El coro

En la década de 1960, Ricardo del Carmen, padre, fundó el coro que lleva su nombre.  Los ensayos eran todas las semanas.

Del Carmen Fortuny desde niño participaba en parte de los ensayos y en 1992 pasó a ser ayudante de director.  Nunca cantó en el coro como tal sino ensayaba con algunas de las voces.

Esos ensayos son todos los sábados, pero últimamente esta dinámica se ha detenido a causa de la pandemia.

 Más de su vida

-Del Carmen Fortuny nació el 2 de octubre de 1969. Realizó sus estudios musicales de violonchelo en el Conservatorio Nacional de Música German Alcántara.

-En 1996 fue parte del I Festival Centroamericano de Música de Cámara en Nicaragua, así como en el I Congreso Pedagógico para instrumentistas de cuerda en Costa Rica y en el Festival Internacional Cervantino en Guanajuato, México.

-Es principal chelista de la Orquesta Sinfónica Nacional.

-Fue integrante de la Orquesta Sinfónica Centroamericana en Honduras y Costa Rica en 1991 y 1992 así mismo miembro del Ensamble Millennium desde su fundación.

-En 1993 participó en el I Festival de Música Santa Cecilia en El Salvador.

-Con el Ensamble Millennium participó en la entrega de la Historia General de Guatemala en el Palacio Linares de Madrid en 1995.

-Fue miembro del Comité Organizador del Primer Encuentro Música Suiza-Guatemala, y del Primer Seminario Orquestal Guatemala-Venezuela en 1997. En ese mismo año, también participó en el V Festival de Música del Pasado de América en Venezuela.

-En mayo de 1997 fue publicado su libro Breve reseña histórica del violonchelo.

-Trabajó como catedrático de historia de la música en la Universidad Francisco Marroquín entre 2002 y 2004.

-Miembro del Ensamble de nueve pianos de la Universidad Francisco Marroquín entre 1987 y 1997.

-Ha dirigido solistas de renombre mundial, entre ellos: Suzanne Husson (piano), Christopher Collins-Lee (violin), Steven Dann (viola), Luis Felipe Giron May (barítono), Gianfranco Bortolatto (oboe).

-En octubre del 2006 recibió la condecoración de artista del año en la rama de interpretación musical.

-El 20 de junio de 2007 se graduó de licenciado en música con especialización en violonchelo de la Universidad Galileo.

-En octubre del 2008 representó a Guatemala en el V Festival Internacional del Conservatorio Rimsky-Korsakov en la Ciudad de San Petersburgo (Rusia).

-En el 2011 le fue dedicado el Festival Guatecoral.

-También representó a Guatemala en el Octavo Festival Internacional del Conservatorio Rimsky-Korsakov en San Petersburgo (Rusia) como miembro del Duo Tikal-Guatemala.

-Actualmente Ricardo del Carmen Fortuny es catedrático de Universidad Galileo y de la Escuela Municipal de Música y del Conservatorio Nacional de Música.

Sus otras aficiones

Ver películas y leer es parte de la dinámica para relajarse.  Le gusta la literatura guatemalteca y lee biografías e historia de la música.  “Esto es parte de la preparación y uno debe buscar en la profesión que se eligió el camino a la excelencia y hacer bien lo que uno hace”, expresa.

Juan Sebastian Bach es su músico favorito.  Entre sus libros predilectos está la vida de este destacado músico alemán.

En los últimos días, casi a diario, comenzó a subir interpretaciones con este instrumento en su canal de YouTube.

Ricardo del Carmen comparte su vida junto a su esposa Ana Karina Arriaza de del Carmen. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

El instrumento

Desde su niñez, Ricardo del Carmen Fortuny eligió el violonchelo como su instrumento. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

El maestro Ricardo del Carmen Fortuny describe que el violonchelo es un instrumento de madera que más se asemeja a la voz humana y en su registro representaría al barítono.

Es de madera y pertenece a la familia de los violines. Es de la misma forma que un violín, pero más grande.

Apareció a finales del siglo XVI en Italia y se ha transformado con el tiempo.  Actualmente se sostiene con una perilla, pero antes de finales del siglo XIX únicamente se sostenía con las piernas.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.