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Pero la misión de la nave Rosetta está lejos de haber concluido. “Una vez lanzada con éxito la sonda de aterrizaje, Rosetta seguirá con sus observaciones científicas y entraremos en la fase de escolta al cometa”, dijo el director de vuelo de Rosetta, Andrea Accomazzo.
Superficie del Comet 67P/Churymov–Gerasimenko. Foto: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS.
“Esta fase de obtención de datos científicos durará hasta el año próximo, a medida que vamos con el cometa hacia el sol. Nuestro máximo acercamiento, el 13 de agosto próximo, será a 186 millones de kilómetros de nuestra estrella”.
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El 16 de noviembre el equipo de control de vuelo se trasladó desde la Sala de Control Principal en el Centro de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA, en Darmstadt, Alemania, donde se llevaron a cabo operaciones críticas durante el aterrizaje, a una sala de control dedicada, más pequeña.
Desde entonces Rosetta ha llevado a cabo una serie de maniobras para situarse en la órbita en torno al cometa que más permite aprovechar los 11 instrumentos científicos que lleva a bordo.
“Está previsto hacer encendidos adicionales el 22 y el 26 de noviembre, para llegar a colocarnos a unos 30 kilómetros del cometa”, dijo Sylvain Lodiot, gerente de operaciones de la nave.
Trayectoria de Rosetta tras el 12 de noviembre. Foto:ESA
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A partir de la próxima semana la órbita de Rosetta será seleccionada y planificada en función de las necesidades de los instrumentos científicos. Contrario al pasado 6 de agosto, cuando la órbita se reajustó en función de las necesidades de Philae.
El 3 de diciembre de este año la nave se acercará a 20 kilómetros durante 10 días, y después de nuevo volverá a los 30 kilómetros de distancia.
Una vez completado el aterrizaje todas las trayectorias se diseñan en función de la ciencia, explican Laurence O’Rourke y Michael Küppers, concentrados en el Centro de Operaciones Científicas de Rosetta cerca de Madrid, España.
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“Queremos acercar la nave lo más posible al cometa ahora, antes de que su actividad sea demasiado intensa como para estar tan próximos”, dice Laurence.
“Esta órbita de 20 kilómetros será aprovechada para mapear partes extensas del núcleo a alta resolución, y para recoger gas, polvo y plasma en una fase de aumento de la actividad”.
Sala de Control de Rosetta en Darmstadt, Alemania. Foto:ESA
Para planificar las órbitas para la ciencia se tienen en cuenta trayectorias distintas. La intención es mantenerse en la trayectoria preferida, pero a medida que el cometa aumenta de actividad Rosetta pasará a la otra órbita. “Esto permitirá que las operaciones científicas prosigan después del impacto inicial que supondrá ese cambio”, añade Michael.
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“La ciencia tomará ahora una posición preferente en esta gran misión. Por eso estamos aquí, después de todo”, dice Matt Taylor, Jefe Científico de Rosetta
Cuando el calor del sol active los gases helados en la superficie del cometa y bajo ella, los chorros de gas y partículas de polvo crearán una atmósfera entorno al núcleo, conocida como coma. Con información de: www.esa.int.