Publicado por Espasa, el libro completa la serie de Guías prácticas del Instituto Cervantes, que desde 2007 ha permitido editar breves manuales sobre gramática, ortografía, el español correcto y la escritura y redacción.
La obra que ahora ve la luz es más ambiciosa en sus objetivos, más amplia (tiene 561 páginas) e incluye información sobre ortografía, gramática, diferentes modelos de textos escritos y sobre el español que se utiliza en los SMS y en internet.
Director de la Real Academia Española desde 1998 hasta 2010 y máximo responsable del Cervantes desde enero de 2012, García de la Concha se quejaba hoy del poco cuidado que la mayoría de los hablantes ponen al utilizar su lengua, sin que desde la institución que él dirige -ni tampoco desde las Academias- se pretenda “proponer como alternativa una expresión cursi, relamida”.
Pero sí debería haber “una corrección normal” , y para facilitarla nace el libro presentado, coordinado por Florentino Paredes.
A título anecdótico, García de la Concha recordó el español tan cuidado que empleaba el gran filólogo Rafael Lapesa, hasta el punto de que cuando iba en coche y otro conductor le hacía una faena, “bajaba la ventanilla del coche” y lo más que salía de su boca era un “¡imprudente!”.
Esa corrección la atribuía Lapesa a la labor que había hecho en España la Institución Libre de Enseñanza, en parte para contrarrestar la moda que hubo en el siglo XIX de hablar mal.
“No digo que estemos en una época como la que Emilia Pardo Bazán reflejaba en su novela Insolación, referida a esas décadas de finales del XIX en las que hablar mal vestía incluso en los salones, pero estamos en un momento en el que hay una gran dejación en el modo de hablar”, insistió García de la Concha.
Acompañado por la directora general de Espasa, Ana Rosa Semprún, para quien el nuevo libro “es muy completo, fácil de leer” y contiene información sobre todos los aspectos de la comunicación oral y escrita, el director del Cervantes le restó importancia a las incorrecciones tan frecuentes en los SMS y al exceso de abreviaturas que se emplean en esos mensajes.
“El problema está en la formación básica de quien eso escribe. Si los colegios de primaria vuelven a enseñar lo básico, leer -también en alta voz-, escribir, redactar, el peligro de que esa generación escriba mal con los SMS queda minorado”, dijo García de la Concha, poco ducho, según confesó, en enviar mensajes porque no se maneja bien con los teléfonos móviles.
Pero distinto es cuando se escribe en un teclado de ordenador. “Ahí no existen excusas para escribir mal”, aseguró el director del Cervantes, tras recordar que la escritura “nació ligada a las abreviaturas y a la convención, porque las tablillas de cera y los pergaminos eran soportes muy costosos y había que aprovecharlos” .
La diferencia es que en la Edad Media “había unas convenciones y ahora no las hay. Cada uno abrevia como puede en los mensajes y en otro tipo de comunicaciones”, añadió.
Como subrayó Florentino Paredes, El libro del español correcto es una obra “útil para el lector, fácil de consultar” (el índice final es muy completo) y con abundantes ejemplos. Contiene modelos de textos escritos, incluidos los que se utilizan en internet, y enseña cómo defenderse en una entrevista de trabajo o como hablar en público, entre otras muchas cosas.
“Es un libro claro, de redacción cercana; es ameno y no está destinado a especialistas, y su contenido es riguroso y actual”, afirmó Paredes, coautor de la obra junto con Salvador lvaro García, Zaida Núñez y Luna Paredes.
Y un libro que recuerda que, al escribir y al hablar, no conviene abusar de fórmulas cansinas ni de muletillas como agenda apretada, denodado esfuerzo, caldear el ambiente, paisaje idílico o rabiosa actualidad.
En numerosos apartados se deja claro con ejemplos cuáles son las expresiones o usos más correctos y, así, en el de extranjerismos se aconseja utilizar juego limpio en lugar de fair play; pirata informático en vez de hacker; contraseña y no password; enlace o vínculo en lugar de link; horario estelar y no prime time y sobreventa o sobrecontratación en vez de overbooking.