Escenario

VIDA BREVEPensamientos y sentimientos

?La poesía es la ficción de la verdad?

Hay palabras que superan al tiempo y se eternizan. El espacio del que surgen estas palabras hondas es el silencio. Este, a su vez, se origina en la contemplación de la grandeza de la Naturaleza creada por Dios. Su belleza nos habla a todos en silencio y se transforma al ser escuchada en algo tan sutil como la poesía.

Bajo el influjo de esta belleza singular del paisaje del mundo que tenemos entorno, las voces de los poetas con aquellas palabras eternas en algunos de sus poemas, quedan gravadas en la literatura.

Los poetas posteriores se han inspirado en este eco enigmático, que hacen renacer de nuevo en sus rimas. ?La poesía es la ficción de la verdad?, trayéndonos el río y el mar y las montañas hasta las puertas de nuestra sensibilidad.

?En el arte es fundamental saber convivir con enigmas?, decía Walter Benjamín, afirmando que la verdad no es el desvelamiento que anula el misterio, sino la revelación que le hace justicia.

Que las palabras se eternizan en un poema también es obra de Dios que se derrama desde lo alto y da sentido al viaje de nuestras vidas hacia la eternidad.

El poema tiene resonancia mágica para el lector quien en un día silencioso lo está leyendo en voz baja y luego se asoma al paisaje con árboles que crecen hacia el cielo y en cuyas ramas toca el viento su violín.

Escuchando la melodía del silencio he sentido de repente una gran armonía que guarde en mi memoria como una paz jubilosa de mi alma, suscitada por la proximidad de Dios, hecha de infinitos silencios y misterios.

Algunas veces, cuando nos decidimos quedar a solas con deseo de una felicidad imperecedera, entendemos mejor la verdadera dimensión de la grandeza de las palabras de Dios. Pocas cosas que han habido en el mundo son tan hermosas como estas palabras o el Verbo, repetido en miles de oraciones en silencio a lo largo de los siglos.

Las palabras, que podemos percibir también en varios poemas, en las que se descubre el gusto por la vida y la conformidad con la muerte, al unir cielo y tierra y alcanzar el cielo ?subiendo de ramo en ramo con una fuerza telúrica, como los árboles que crecen en silencio y la ingravidez de las palabras, liberadas de su peso cotidiano y de su desgaste, al convertirse el mundo en ?tierras tristes? para los incrédulos de la existencia de Dios.

Fray Luis De León, San Juan de la Cruz y otros poetas místicos nos revelan grandes verdades en sus poemas. También Santa Teresa de Ávila rima en su poesía del más amplio sentido religioso, más allá de la razón, comulgando con Dios y atesorando sus verdades.

Las Moradas es un libro suyo con la presencia de la muerte y de la vida eterna, escrito en una prosa innovadora. La literatura puramente religiosa no concibe otra realidad que la del cielo. Esta obra contiene una gran profundidad de sentimientos y pensamientos.

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