Una de las teorías sostiene que la civilización olmeca, más antigua que la maya, fue la influencia cultural dominante en esta. Otra argumenta que los mayas se desarrollaron en forma casi independiente. “Probablemente, la de los olmecas no fue la única influencia, sino que otros grupos, por ejemplo los que vivían en Chiapas central y los de la costa sureña en el Pacífico, tuvieron interacciones importantes con los mayas”, añadió Inomata.
Los olmecas de la costa del Golfo ya estaban bien establecidos en el periodo entre 1000 y 700 antes de Cristo, cuando empezaron a surgir comunidades mayas sedentarias, que empleaban cerámicas en las tierras bajas del sur de México.
Para entonces, los olmecas construían un gran centro en San Lorenzo con esculturas en piedra. Por eso muchos antropólogos han considerado a la olmeca como la “cultura madre” que aportó innovaciones como los estilos artísticos y una estructura política.
Por ejemplo, el centro costero olmeca de La Venta, en territorio actual mexicano, presenta estilos arquitectónicos similares a los hallados en Ceibal, en las tierras bajas de la cultura maya, pero las mediciones de muestras de algunas de las estructuras ceremoniales en Ceibal indican que son anteriores al crecimiento de La Venta en hasta 200 años.
Los autores señalan que sus hallazgos implican que un centro olmeca como La Venta quizá no fue la influencia principal en Ceibal, y que probablemente ocurría un intercambio cultural más amplio en América Central entre 1150 y 800 antes de Cristo.
Tomados en su conjunto, los hallazgos no sugieren que la civilización maya haya sido más antigua que la cultura olmeca, ni que los mayas desarrollaron su cultura independientemente.