Vida

Esos ojitos merecen un buen cuidado

Los primeros cinco años de vida son claves para la formación del cerebro y de los ojos, razón por la cual es importante que los niños acudan con frecuencia al oftalmólogo, para garantizar una buena salud visual.

LA OFTALMÓLOGA Kelin Leiva, durante su participación, ayer, en    El Consultorio.

LA OFTALMÓLOGA Kelin Leiva, durante su participación, ayer, en El Consultorio.

En esa etapa cualquier problema que el especialista detecte puede tratarse a tiempo y, por lo tanto, es posible evitar futuros problemas que le impidan desempeñarse al cien por cien en la escuela y en su entorno social.

“Una pregunta muy frecuente entre los padres es cuándo llevar por primera vez al pequeño al oftalmólogo. Esto debe hacerse al primer año de vida. En ese momento se determina si los ojos se formaron bien y si se van a desarrollar adecuadamente”, explicó ayer la oftalmóloga pediatra Kelin Leiva, durante El Consultorio, que se transmite por prensalibre.com.

“En esa primera evaluación se analiza si no nació con alguna cicatriz o lesión hereditaria, por ejemplo. Si todo está completamente normal, la próxima visita al especialista debe ser a los 4 o 5 años. Y si todo vuelve a estar bien, entonces las evaluaciones serán cada dos años”, agregó la experta.

Frecuente

Entre los problemas oculares más comunes en niños están las enfermedades que obligan a usar lentes. También figuran el estrabismo, la leucocoria, la conjuntivitis, ojos rojos o secreciones, las cuales requieren siempre el diagnóstico preciso de un oftalmólogo calificado.

Además, son frecuentes los defectos refractivos, que no son considerados enfermedades, y que se resuelven fácilmente con el uso de lentes. Estos son la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la ambliopía, mejor conocida como ojo perezoso.

Señales de alerta

“La prevención es la mejor fuente de salud”, expresó Leiva. Sin embargo, algunos pequeños no son evaluados en sus primeros años de vida. En esos casos, los maestros suelen ser los primeros en darse cuenta de posibles problemas de visión en los niños, ya que en la escuela ponen a prueba su coordinación óculo-manual.

“Algunos signos de alerta son ojos rojos y problemas de lectoescritura; es decir, no entiende lo que lee. También hay señales como que el menor se acerca mucho al momento de leer o cierra un ojito; o bien se sienta a escribir presionándose un ojito”, comentó.

Estrabismo

Es cuando los ojos no están alineados entre sí;  uno se desvía, lo cual hace que el cerebro no solo forme una imagen, sino dos. Por consiguiente, conforme pasa el tiempo, el cerebro solo se concentra en un ojo y el otro va perdiendo la visión.  Es importante detectarlo antes de los 5 años de edad. La cirugía da buenos resultados.

Leucocoria

Se identifica porque la pupila, en lugar de ser negra, es blanca. Algunas personas creen que esto es una señal divina, pero realmente son cataratas —también frecuentes en niños— o tumores. “Esto debe tratarse, ya que si no se hace a tiempo,  en algunos casos hay que quitar el ojo”, indicó Leiva.

Defectos refractivos

Los más comunes son miopía —ver bien de cerca pero no de lejos—; hipermetropía —ojos más pequeños de lo normal, lo que impide ver bien de cerca o de lejos—; astigmatismo —dejan una imagen borrosa— y la ambliopía u ojo perezoso —el ojo deja de ser estimulado y se debilita—.

Ojos secos

En los problemas oculares también son comunes las molestias  por el uso excesivo de computadoras o televisores. “Esto se debe a la falta de lubricación. Al ver TV se reduce la frecuencia del parpadeo, por lo que hay que hacer pausas cada hora durante esta actividad”, recomendó Leiva.

IMPORTANTE

Las evaluaciones siempre   deben hacerlas un oftalmólogo pediatra.  

Establecer si el niño puede ver, mediante evaluaciones con  figuritas o lectura, según  su edad.

Luego se determina si necesita graduación —lentes—, lo cual se comprueba con una retinoscopia  o con   máquinas computarizadas.

También se hace la prueba de la lámpara de hendidura, en la que el pequeño coloca su barbilla  y, con una magnificación, se evalúan todos los componentes de los ojos.

Un examen siempre debe incluir dilatación pupilar,  para conocer la verdadera graduación.

Se analiza cómo están por dentro los ojos —nervios ópticos y retinas—, a fin de confirmar si se desarrollaron bien.
 

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