Vida

Creerle a Dios

Los sentimientos de fe y humildad ayudan a acercarse a Dios.

Rina Montalvo

Rina Montalvo

Cansado de vivir una vida llena de sinsabores, un día decidí acercarme a Dios, con súplicas al Creador, porque ya no quería esa vida. Y ese Dios de misericordia me dio la oportunidad de un cambio de vida. Cada día la oportunidad es mi inspiración agradecerle a Dios ese milagro, y ya llevo muchos años de ser una persona sin vicios tan malos. 

Pero ahora siento frustración por no poder ayudar a mis semejantes que andan en el vicio del alcoholismo. Les aconsejo, les doy mi testimonio y  trato de ayudarlos con algo de comida, pero quisiera hacer algo más por ellos, como tener un centro de atención para alojarlos y ayudarlos, no solo para darles un techo, sino también con ayuda espiritual. Pienso que si tan solo consiguiera un vehículo, yo los llevaría a los centros de atención para que les ayuden. Y luego me pregunto si hubiera alguien entre los lectores que tuviera un carro, que me lo vendiera con cuotas que yo pueda pagar. Le daría mi número de teléfono por su medio para entrar en algún acuerdo.

Amigo: Cómo es de importante dar a conocer estas vivencias y a la vez tener la oportunidad de compartirlas en este espacio con muchísimas personas más. Lo aleccionador de estas experiencias es que aun sufriendo las adversidades de la niñez y de la juventud, se puede caer y al final levantarse. Porque siempre habrá un tren al cual subirse para no tocar fondo, y seguir la vida, rectificando errores, perdonando y sanando heridas.

Vivencias como estas dejan mensajes positivos y motivan a los seres que permanecen estáticos sin reaccionar ante las adversidades. Ya sea porque no quieren luchar para salir de su infortunio, o porque no quieren buscar a ese Ser Superior para fortalecerse. No quieren acercarse a ese Dios, que si se le cree, tiene todo el poder de cambiar sus vidas y hacer milagros, porque Él es todopoderoso.

Un testimonio como el de este hombre, que caminando entre la miseria y el desamparo, se transformó en un nuevo hombre, lleno de fe, de optimismo y de amor.

Su fe lo ha fortalecido para luchar, le ha dado seguridad en sí mismo y le ha convertido en un ser solidario con el hermano atrapado por las garras del alcoholismo, a quien quiere salvar.

Y sueña ahora con servir a los que están siendo arrastrados por los vicios… Todos los sueños son válidos y todos tenemos derecho a soñar. ¿Quién puede asegurar que el sueño de este hombre, de poseer un carro, es una fantasía? Para Dios no hay nada imposible, decimos repetitivamente los que creemos.

rina.montalvo@gmail.com

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