Es importante fijarse en la etiqueta nutricional de los productos. En la mayoría de los casos, aparece la cantidad de sodio. Si se multiplica esa cifra por 2.5 se obtendra los gramos de sal. “Enlatados, embutidos, precocinados, salsas y snacks son los grupos de alimentos con mayor contenido en sodio”, advierte la doctora Nieves Martell, presidenta de la Sociedad Española de Hipertensión (SEH) y jefa de Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Para reducir el consumo de sal, lo aconsejable es “utilizar como mucho gramo y medio diario en la cocina, optar por alimentos frescos, y pensar que los procesados tienen que restringirse a una toma al día“, explica la doctora Martell. El problema de la sal está en el sodio que contiene, que, en exceso (no debe sobrepasar los dos gramos diarios), eleva la presión arterial, con el riesgo de desarrollar hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares relacionadas, como infartos, anginas de pecho, ictus, hemorragia cerebral, además de insuficiencia renal o deterioro cognitivo“, advierte. No se trata de demonizarla, ya que es fundamental para nuestro organismo, sino de tomarla en su justa medida.
Aumenta la sal “invisible”.
El estudio alerta de que la presencia de sal en el pan ha crecido un 16 por ciento desde el 2006, cuando se redujo como consecuencia del acuerdo al que llegaron los fabricantes españoles con la Administración, según el sitio abc.es
No es solo cuestión de sabor. “La mayoría de los alimentos envasados utilizan como conservante el sodio”, señala la doctora. Aunque no todos informan de su proporción, a finales de este año, asegura la portavoz de la organización OCU, Ileana Izverniceanu.
Para la presidenta de la SEH sería deseable que existieran rangos máximos para determinados alimentos, como los cereales de desayuno. “Los hay que tienen desde un miligramo de sodio hasta mil miligramos por cada cien gramos de producto”, alerta.
Mito desmontado: La sal no engorda
La sal no “engorda” porque no aporta calorías, por lo que no influye en el aumento de la grasa corporal. “Lo que sí puede incrementar es la retención de líquidos en personas que ya padecen una insuficiencia cardiaca o renal con el consiguiente aumento de peso corporal», explica la doctora Pilar García Durruti, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Grupo HM Hospitales.
Cinco ejemplos de sal «oculta»
El 60 por ciento de la sal es cloro, que aporta el sabor salado, y el 40 por ciento, sodio. El sodio en exceso es perjudicial para la salud, ya que aumenta la presión arterial. Se deben consumir como máximo dos gramos de sodio al día:
Cantidad de sodio por cada cien gramos de los siguientes productos:
Queso de Burgos: 1 mil 200 miligramos
Jamón de York: 965 miligramos
Cereales con miel: 1 mil miligramos
Pizza de atún congelada: 1 mil 8 miligramos
Salsa de soja: 5 mil 720 miligramos
Fuente: Calculadora nutricional de la SEH. www.clubdelhipertenso.es