Según una investigación efectuada en Harvard School of Public Health, EE. UU., y la universidad de  East Anglia, Reino Unido, la ingesta regular de antocianinas, que se encuentran en las fresas, puede reducir el riesgo de un ataque al corazón en un 32% en mujeres jóvenes.

De acuerdo con el citado estudio, las mujeres que consumieron al menos tres porciones de fresas o de arándanos a la semana registraron los mejores resultados. Además, el alto contenido de polifenoles en las fresas también reduce el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular mediante la prevención de la acumulación de plaquetas y la reducción de la presión arterial a través de mecanismos anti-inflamatorios.

Combate las alergias y el asma

Debido a los efectos antiinflamatorios de la quercetina, sustancia presente en frutas y verduras, el consumo de fresas puede ayudar a aliviar los síntomas de las alergias como la secreción nasal, ojos llorosos y urticaria, según publicó el Centro Médico de la Universidad de Maryland, EE. UU.

Además, varios estudios han demostrado que los efectos del asma se reducen si se consumen nutrientes como la vitamina C. Una taza de fresas contiene el 136 por ciento de la dosis diaria recomendada.

Contra la diabetes

Las fresas contienen índice glucémico bajo, así como una alta cantidad de fibra,  lo que ayuda a regular el azúcar en la sangre. Para las personas con diabetes las fresas son una opción de fruta más que recomendable, pues una investigación desarrollada el Salk Institute’s Cellular Neurobiology Laboratory reveló que comer unas 37 fresas al día puede reducir significativamente complicaciones diabéticas como la enfermedad renal y la neuropatía.

El estudio demostró que la fisetina, abundante en las fresas, fomenta la prevención de complicaciones renales y cerebrales.

La investigación se hizo con ratones diabéticos.

Controla la presión

El consumo de fresas es recomendable para personas que padecen de hipertensión, pues su alto contenido de potasio contrarresta los efectos del sodio en el cuerpo. Una ingesta baja de potasio es un factor de riesgo para desarrollar presión arterial alta, así como el alto consumo de sodio.