Salud y Familia

¿Para qué sirve el apéndice y qué ocurre si te lo extirpan? Conoce su función y cómo prevenir la apendicitis

Una obstrucción del apéndice puede provocar su perforación y poner en riesgo la vida si no se extirpa a tiempo, advierten expertos.

Estudios de la Institutos Nacionales de Salud (NIH) estima que uno de cada 20 personas desarrolla pancreatitis.  (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El pequeño órgano localizado en la región del ciego del colon —una prolongación de diámetro menor, cercana al intestino grueso— ha sido considerado durante años como un elemento sin función en el cuerpo humano. Sin embargo, su inflamación o perforación puede resultar mortal para los pacientes.

Aunque durante mucho tiempo se pensó que el apéndice carecía de función —como sugirió Charles Darwin, al considerarlo útil únicamente para los primeros humanos con una dieta rudimentaria—, investigaciones recientes, como la del doctor William Parker, de la Universidad Duke, han demostrado lo contrario. Según sus hallazgos, el apéndice funciona como un reservorio de bacterias intestinales beneficiosas que ayudan a restaurar la flora intestinal tras infecciones o tratamientos médicos.

El médico internista Estuardo Rojas comentó que nuevos estudios revelan que el apéndice almacena bacterias buenas para el cuerpo. Explicó que, en el intestino, el ser humano alberga microorganismos conocidos como microbioma, tradicionalmente llamado flora bacteriana.

En su explicación, Rojas detalla que el microbioma intestinal cumple funciones clave, como regenerar el colon y mantener su equilibrio. Cuando existe un exceso de bacterias dañinas —lo que se conoce como disbiosis—, pueden presentarse gases, inflamación y dolor.

Además, estudios recientes confirman la existencia del eje intestino-cerebro, lo que implica que un colon alterado también puede afectar el sistema nervioso y generar síntomas como dolores de cabeza, ansiedad o depresión. En este proceso, el apéndice actúa como un reservorio de bacterias beneficiosas que ayudan a repoblar el colon y mantener su salud, destaca Rojas.

¿Cuáles son las causas de la apendicitis?

Rojas señala que la principal causa de apendicitis es la obstrucción del órgano por un fecalito: una pequeña masa sólida formada por materia fecal compacta. Esta masa bloquea la comunicación entre el ciego y el apéndice, lo que provoca acumulación de bacterias en su interior. Dicha acumulación genera una inflamación progresiva, similar a un globo que se infla hasta que puede reventarse o perforarse.

Por su parte, el cirujano general y laparoscópico Héctor Luna comentó que el principal problema del apéndice es que posee una luz muy pequeña. Al producir líquido y moco, si se obstruye —por ejemplo, por un fecalito—, el órgano se inflama, se edematiza y pierde su vascularización. Al no recibir sangre, se necrosa y termina por perforarse.

Cuando esto ocurre, se liberan heces dentro del abdomen, lo que puede causar un absceso o una infección grave. Aquí es cuando se pone en riesgo la vida del paciente, debido a la sepsis, que se produce cuando las bacterias ingresan al torrente sanguíneo y afectan otros órganos, explicó Luna.

Cuando el contenido del apéndice se dispersa en la cavidad abdominal, puede provocar peritonitis, una infección grave que también pone en riesgo la vida, detalla Rojas.

Luna añade que, afortunadamente, no todos los casos terminan en muerte, ya que los intestinos están cubiertos por una capa de grasa llamada epiplón, cuya función es “tapar” zonas inflamadas. Esto ayuda a contener infecciones mediante la formación de un plastrón, que encapsula la zona afectada.

En cuanto a la formación de fecalitos u obstrucción, el internista destacó que es más común en personas con antecedentes de estreñimiento crónico, ya que las heces tienden a ser más duras y adoptar forma de pequeñas bolitas. En casos menos frecuentes, semillas de frutas también pueden alojarse en el apéndice y causar la misma obstrucción e inflamación.

¿Complicaciones de la apendicitis y tratamiento?

Luna advirtió que no existe un parámetro certero que determine el tiempo de aparición del dolor, ya que depende del organismo. Algunos pacientes pueden presentar síntomas al primer día de obstrucción, mientras que otros lo hacen hasta pasados cinco o seis días.

Muchos pacientes con apendicitis llegan al hospital tras varios días de dolor. Algunos logran estabilizarse, pero otros desarrollan septicemia, una complicación grave que puede resultar mortal.

El tratamiento de la apendicitis es quirúrgico. Es necesario extirpar el apéndice y, si está perforado, drenar el pus acumulado. En casos más severos, puede requerirse una segunda intervención quirúrgica —conocida como “segunda vista”— para limpiar nuevamente el abdomen, especialmente cuando persisten residuos infecciosos que podrían derivar en colecciones de abscesos.

Una de las complicaciones más peligrosas de la apendicitis perforada es la septicemia, una infección sistémica con riesgo letal, especialmente en pacientes adultos mayores o inmunocomprometidos.

La apendicitis evoluciona en cuatro fases clínicas:

  1. Apendicitis edematosa: etapa inicial en la que el apéndice comienza a inflamarse. Es la fase con mejor pronóstico si se detecta a tiempo.
  2. Apendicitis supurativa: se acumula pus en el órgano inflamado.
  3. Apendicitis gangrenosa: el tejido pierde irrigación sanguínea y comienza a necrosarse.
  4. Apendicitis perforada: el apéndice se rompe, liberando su contenido al abdomen, lo que genera una infección severa.

Cuando el caso alcanza fases graves como la gangrenosa o perforada, el tratamiento incluye la administración de antibióticos intravenosos por aproximadamente ocho días, además de la cirugía.

Una buena nutrición e ingerir agua pura podrían apoyar en la reducción de probabilidades de padecer pancreatitis. (Foto: Prensa Libre / Shutterstock)

¿Cuáles son los síntomas de la apendicitis?

Rojas explicó que el síntoma principal es un dolor intenso en la fosa ilíaca derecha, ubicada en el cuadrante inferior derecho del abdomen, tomando como referencia el ombligo. En algunos casos, el dolor puede iniciar en la zona del epigastrio —conocida como “boca del estómago”— y confundirse con gastritis, pero posteriormente se desplaza hacia la fosa ilíaca.

El dolor suele intensificarse con el movimiento y se acompaña de fiebre, escalofríos, pérdida de apetito, náuseas y dificultad para movilizarse.

Entre los signos clínicos, el internista resaltó el signo de rebote, que consiste en dolor al soltar una palpación en la zona afectada, lo que indica irritación peritoneal. También pueden presentarse el signo del psoas y el del obturador, que provocan dolor al mover la pierna debido a la cercanía de estas estructuras con el apéndice inflamado.

Una medida preventiva importante es evitar el estreñimiento, manteniendo una dieta rica en fibra y una hidratación adecuada, agregó.

¿Se puede vivir sin apéndice?

Sí, es posible vivir sin el apéndice, destaca el médico. Muchas personas han sido operadas desde la infancia o en la adultez y llevan una vida completamente normal. Sin embargo, la ausencia de este órgano podría favorecer ciertos problemas en el colon, ya que una de sus funciones es actuar como reservorio de bacterias beneficiosas que contribuyen al equilibrio del microbioma intestinal.

Cuando ese equilibrio se altera —una condición conocida como disbiosis—, pueden presentarse síntomas como dolor abdominal, gases, diarrea e incluso alteraciones neurológicas, como ansiedad o depresión, debido a la conexión conocida como eje intestino-cerebro, finalizó.

ESCRITO POR:

Esdras Laz

Periodista de Prensa Libre para el área de bienestar, cultura y tendencias con varios años de experiencia en medios escritos y televisivos.

ARCHIVADO EN: