Es causada por el daño a la vaina de mielina, la cubierta protectora que rodea las neuronas y que facilita la conducción nerviosa entre estas. Cuando la cubierta se daña, los impulsos disminuyen o se detienen, y empobrece las funciones del cerebro como la coordinación muscular, la visión, la función cognitiva, el control de la vejiga y de los intestinos, entre otros.
Manifestaciones
Los síntomas varían entre una persona y otra, ya que esta enfermedad afecta los nervios de cualquier parte del cerebro o de la médula espinal. Hay problemas musculares como la pérdida de equilibrio, espasmos, entumecimiento, dificultad para mover los brazos y piernas y temblores en las extremidades.
También están los síntomas vesicales e intestinales, como el estreñimiento y escape de heces, dificultad para orinar e incontinencia. Por otro lado están los síntomas oculares como visión doble, movimientos de ojos rápidos e incontrolables, o pérdida de la vista.
En otro grupo están los cerebrales y neurológicos como la disminución de atención, de discernir y pérdida de la memoria, dificultad para razonar y resolver problemas, depresión y mareos, entre otras.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la enfermedad puede incluir exámenes neurológicos para detectar reflejos nerviosos anormales, disminución de la movilidad, pruebas oculares para observar respuestas anormales de la pupila, cambios en los movimientos del ojo, disminución de agudeza visual.
Las evaluaciones abarcan punción lumbar para análisis del líquido cefalorraquídeo, resonancias magnéticas del cerebro y de la columna, estudio de la función neurológica.
Esta enfermedad es tratada con medicamentos llamados inteferones. Estos desempeñan un papel importante en la protección del tejido cerebral, ayuda a los mecanismos naturales del organismo a combatir el proceso degenerativo del tejido cerebral.