Una tendencia similar a la de Asia y opuesta a la de Europa, constata este documento de 500 páginas que evalúa la capacidad militar de los países y los aspectos económicos de la defensa.
La proliferación de vehículos aéreos sin piloto (UAV, según sus siglas en inglés) y el aumento de sus capacidades ha provocado interrogantes éticos y legales, dice el IISS.
“La proliferación y visibilidad de los drones, y su uso por fuerzas armadas y agencias gubernamentales, ha llevado a estos instrumentos a dominar el debate”, afirma el instituto.
La cuestiones sobre la mesa son, entre otras, si los ataques con drones entran en lo que se considera legítima defensa y si son una respuesta proporcional a la amenaza de muchos de sus objetivos.
Existen también reservas en los Estados occidentales sobre el desarrollo de drones armados totalmente autónomos.
“Aunque los programas informáticos guiados por una inteligencia artificial y los sistemas racionales sean cada vez más avanzados, un proceso de decisión autómata como base para operaciones letales será un umbral que los políticos y el público difícilmente querrán cruzar”, sostiene el texto.
Las tecnologías militares avanzadas están proliferando gracias a las menores barreras técnicas y la mayor voluntad de los Estados de venderlas, cuando antes eran percibidas exclusivamente como privilegio de las fuerzas armadas occidentales.
El informe dice que los sistemas más pequeños han reducido costos, poniéndolos al alcance de empresas, individuos y países de recursos limitados.
Los países occidentales, pronostica el IISS, tratarán de retener su dominio de esta tecnología desarrollando drones más avanzados, por ejemplo supersónicos.
En lo que respecta a los presupuestos de defensa, el informe constata el aumento de los de los países asiáticos al tiempo que descienden los de los occidentales.
Estados Unidos sigue siendo de largo el primer país en gasto militar, con US$600 mil 400 millones por año, seguido de China (US$112 mil 200 millones) Rusia (68.200 millones) y Arabia Saudí (59.600 millones) .
Aproximadamente la mitad de los US$70 mil 900 millones que Latinoamérica gastó en el 2013 correspondieron al presupuesto militar de Brasil.
Ese total latinoamericano supone un incremento del 15.6% respecto al 2010.
“Se trata de un reflejo de las elevadas tasas de inflación y de la fuerte apreciación de las monedas que se vio en la región en ese periodo, que provocaron que se inflara la conversión a dólares de los presupuestos regionales de defensa”, afirma el IISS.
Descontando esos factores distorsionadores, el gasto militar en términos reales creció 3,04% en 2013.
Venezuela (12.04%), Colombia (11.6%) y Bolivia (8%) fueron los países suramericanos con mayor aumento del gasto en 2013 (en términos reales) , mientras que México y Centroamérica dedicaron un 6,9% más.
En el otro extremo, destaca la caída de 4.1% del gasto militar en Uruguay o el de 1.1% en Brasil.
El IISS sostiene que el “crimen organizado y los movimientos insurgentes siguen suponiendo amenazas estratégicas para los países latinoamericanos”.
Finalmente, la guerra civil siria ganó en complejidad en el 2013, constató el IISS, debido a los conflictos entre facciones de la oposición, la intervención directa del Hezbolá libanés, la mayor llegada de combatientes suníes extranjeros y las tensiones regionales.
El temor a una escalada regional llevó a vecinos como Jordania, Turquía e Israel a mejorar sus sistemas de defensa aéreos y de misiles.