La “piel de pulpo” abre un nuevo horizonte de posibilidades en la llamada industria de la “electrónica blanda” en la que se incluyen los aparatos que se pueden incorporar a la vestimenta, como el smartphone en forma de reloj así como múltiples accesorios innovadores.
El tejido puede estirarse, sentir la presión y emitir luz, con lo que alcanza el mismo nivel de multifuncionalidad igual a la piel de los pulpos, según la AAAS.
Así, el mundo tecnológico supera con creces todos los anteriores prototipos tanto en sus cualidades como en las aplicaciones que se desprenden de ella.
La línea de investigación centrada en la llamada “señalización óptica” también podría dar un vuelco, ya que el nuevo tejido es capaz de emitir luces de múltiples colores, a partir de una matriz de cálculos que lleva incorporada.
Los robots prototípicos en los que se ha implementado la piel de pulpo se deslizan por el suelo como si de una culebra se tratara, para exprimir el potencial del tejido, que se expande y contrae en sentido lineal.
La resistencia está garantizada por mucha fuerza que se ejerza sobre estos robots, gracias a un sistema de detección electromagnética de la presión que reduce la vulnerabilidad.