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Este animal del grupo de los troglobios, es decir que se adaptó a la vida cavernícola, es exclusivo de la Gruta da Tarimba, una cueva en Mambaí, estado de Goiás, ciudad a unos 300 kilómetros al noreste de Brasilia.
“Por ser endémico de esa región y por la presión que la misma sufre con actividades ganaderas en las proximidades, la especie ya está amenazada por la extinción”, según la Fundación Grupo Boticario.
“El deterioro provocado por las reses disminuye la capacidad de ese ambiente de drenar agua hacia el interior de la caverna, lo que reduce la cantidad de alimento disponible y perjudica las especies que habitan allí”, explicó la especialista María Elina Bichuette, una de las participantes en el descubrimiento.
Bichuette, investigadora de la Universidad Federal de Sao Carlos (Ufscar), agregó que la orina del ganado aumenta la concentración de urea y de amoníaco en el agua, lo que también amenaza a los peces de la caverna.
La especie, llamada Ituglanis boticario, en homenaje al Grupo Boticario, fue descrita científicamente en un artículo publicado recientemente en la revista de la Sociedad Brasileña de Zoología.
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“Los importantes datos ofrecidos por el estudio permitirán al Gobierno tomar decisiones para proteger la biodiversidad, como la creación de reservas ambientales en la región”, afirmó la directora ejecutiva de la Fundación Grupo Boticario, Malu Nunes.
Según su descripción, el Ituglanis boticario posee bigotes alargados, ojos pequeños y poca pigmentación, y en su cuerpo destacan los colores claros. Tiene dientes muy desarrollados próximos a las branquias, que utiliza para fijarse y evitar que las corrientes lo arrastren.
La especie pertenece al género de los Ituglanis, que concentra los peces que viven en cavernas y que por lo general no tienen una visión muy desarrollada pero sí otros sentidos que le permiten estar alerta en el agua.
De acuerdo con Bichuette, la nueva especie es el máximo predador en la cadena alimenticia de la caverna que habita y se alimenta de invertebrados como larvas e insectos.
“Su extinción puede provocar un gran desequilibrio del ecosistema pues son responsables por el control poblacional de diversas especies”, explicó.
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La especialista destacó que Brasil tiene un gran potencial para el descubrimiento de otras especies que viven en cavernas.
“Tenemos especies animales que están siendo destruidas, incluso antes que los conozcamos. Actualmente tenemos entre 10.000 y 12.000 cavernas registradas, pero el número de las existentes puede llegar a 100.000”, afirmó. Con información de EFE