Internacional

Iglesia Católica tiene importantes desafíos

El papa Francisco tiene que afrontar importantes retos dentro de la Iglesia, como una mayor colegialidad, la reforma de la curia para hacerla más eficaz y transparente, y potenciar la nueva evangelización en un mundo cada vez más secularizado.

El Pontífice debe proseguir con el desarrollo del Concilio Vaticano II, que no está agotado, y potenciar el ecumenismo en aras de la unidad de los cristianos.

El jerarca debe afrontar también los casos de clérigos pederastas, siguiendo las líneas de tolerancia cero adoptada por Benedicto XVI; la escasez de vocaciones, el celibato sacerdotal, mayor presencia de la mujer en las instituciones de la Iglesia y la mejora de las relaciones con el islam y, sobre todo, con los judíos.

En un mundo cada vez más secularizado, donde la religión, como denunció en numerosas ocasiones Ratzinger, se pretende relegar al ámbito privado, el 266 sucesor de San Pedro tiene que trazar las líneas para recuperar ese espacio y contar con una mayor participación laica.

La descristianización de Occidente, sobre todo de Europa, llevó a Benedicto XVI a crear un dicasterio para la nueva evangelización, y para ello convocó un sínodo de obispos.

El papa Francisco debe canalizar las propuestas de los prelados, entre estas una catequesis adecuada y el uso de nuevos lenguajes para mostrar a Cristo.

La Iglesia tiene pendiente el asunto de la colegialidad, es decir, la relación entre la curia y los episcopados nacionales.

Numerosos obispos consideran que hay que potenciar el gobierno común de la Iglesia y aumentar las atribuciones de las conferencias episcopales, mientras que en la curia vaticana son muchos los que piensan que debe prevalecer el gobierno central de la Iglesia.

El camino hacia la colegialidad es largo y, según el teólogo heterodoxo Hans Kung, Roma sigue exhibiendo una iglesia fuerte, absolutista, que reúne los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, que no tiene en cuenta la universalidad de la misma.

Vatileaks

La reforma de la curia romana es urgente, sobre todo después de que estallara el escándalo Vatileaks, que desveló intrigas y enfrentamientos en la curia, y luego de comprobarse cómo no funcionó cuando Benedicto XVI levantó la excomunión al obispo lefebvriano Richard Williamson, cuando era conocido su negacionismo del Holocausto, y él lo desconocía.

Otro punto es la escasez de vocaciones y la consiguiente disminución de sacerdotes. Cada día hay más parroquias sin sacerdotes y estos tienen que cubrir varios pueblos.

Benedicto XVI defendió el celibato sacerdotal y mantuvo cerradas las puertas del sacerdocio a los homosexuales, aunque concedió más dispensas a clérigos para que se casaran que su predecesor.

El papa Francisco debe proseguir, por expreso deseo de Benedicto XVI, las negociaciones con los lefebvrianos, que desataron un cisma en 1988, al ordenar a cuatro obispos sin el permiso del Pontífice y que no reconocen el Concilio Vaticano II.