EDITORIAL

2015: dramática primera vuelta

Las elecciones generales del domingo se convirtieron en el acontecimiento político más dramático de todos los eventos electorales realizados en Guatemala: Jimmy Morales es un candidato antisistema, representante del voto de castigo, y la lucha por el segundo lugar tuvo un resultado que pocos esperaban, es decir que Sandra Torres desplazara a Manuel Baldizón al tercer lugar. Eso estaba en las posibilidades previstas por la Encuesta Libre, que acertó en todos los casos.

El drama se mantuvo ayer todo el día, cuando la candidata de la UNE alcanzó al aspirante de Líder, para permanecer con una diferencia que llegó a ser de menos de mil votos, y que luego creció hasta sobrepasar los cinco mil, como lo evidencia el último reporte electrónico del Tribunal Supremo Electoral. Se convirtió en una lucha voto por voto, como nunca había ocurrido en anteriores elecciones.

La participación fue la mayor de todos los comicios anteriores, y al ocurrir esto los votantes les dieron la espalda a los constantes y absurdos llamamientos a no participar. Los votos en blanco o nulos no superaron el 12 por ciento que tuvieron en la primera vuelta de las elecciones del 2011.

El aumento de participación de los guatemaltecos, que alcanzó un poco más del 70%, hizo que fueran las elecciones con mayor afluencia de votantes en la historia. Una de las razones pudo haber sido el temor a que ganara el aspirante de Líder, que despertó preocupación por sus actitudes de desacato al TSE.

El resultado de estas elecciones indica también que la exageración en la propaganda política, el uso del regalo como forma de comprar votos, sobre todo en las áreas rurales y urbanas pobres, no es garantía de triunfo. La gente los recibe y luego vota de acuerdo con su voluntad, en una forma de madurez, que aumentará con el paso del tiempo.

Sería equivocado no ver el mensaje del resultado obtenido por Morales, que es un voto de rechazo al sistema que ha permitido a los políticos tradicionales embarcarse en un resbaladero imparable de corrupción, clientelismo, abusos, nepotismo y todos los males posibles en países como Guatemala, donde en realidad no existen partidos políticos sino solo agrupaciones electoreras y clientelares.

En la Encuesta Libre, los guatemaltecos respondieron que en una segunda vuelta Morales-Torres un 25% estaban indecisos, pero el primero podría ganar. La posibilidad de gobernar dependerá en buena parte de la integración del Congreso de la República, de la que muy pronto podrán conocerse datos oficiales, lo cual influirá en los acuerdos y alianzas que deberá hacer quien gane en octubre.

Para Prensa Libre es una gran satisfacción haber contribuido con la información proporcionada por la encuesta al señalar los posibles resultados, que se cumplieron a cabalidad, con una exactitud debida a la profesionalidad de su preparación y a la imparcialidad con la que los encuestados respondieron, en una muestra de madurez. Los resultados de la segunda ronda, entonces, tienen grandes posibilidades de reflejar lo que señale la encuesta que se efectuará antes del 25 de octubre.

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