EDITORIAL

La renuncia ya es el único camino

La renuncia es el único camino para Pérez Molina, porque Thelma Aldana representa al Gobierno e Iván Velásquez, a la ONU, y aunque ciertamente aún no ha sido declarado culpable por un juez, luego de que la Corte Suprema de Justicia y el Congreso hayan dictaminado que procede el antejuicio, se quedó sin apoyo, ya que el Cacif pidió ayer su renuncia, en consonancia con otros sectores ciudadanos de diverso tinte político e ideológico, y en caso de que no lo hiciera solicitan a los organismos Legislativo y Judicial que aceleren los trámites.

Ayer fue, sin asomo de duda, el peor día para quienes ejercían los dos cargos políticos más importantes del país. Hizo recordar la equivocación presidencial al calificar de “valiente” la decisión de renunciar al cargo y de defender a quien fue contundentemente señalada de corrupción. Se debe recordar que las estructuras de robo a las arcas nacionales tienen larga data, y que durante años se ha rumorado la recepción de dinero bajo la mesa para quienes detentan el Gobierno, pero ello no es óbice para reducir en lo más mínimo la responsabilidad legal.

Algunos de los detalles de lo expresado por Iván Velásquez son demoledores. Por ejemplo, que el presidente haya recibido tres días antes de la denuncia contra Roxana Baldetti una especie de información sobre dinero proveniente de la estructura ilegal ya mencionada.

Por otra parte, en el caso de la ex vicepresidenta, la orden de captura significa la apertura de un juicio en Guatemala que la protege de alguna manera de una casi segura extradición a Estados Unidos, a causa de la información proporcionada por testigos protegidos en ese país.

Como si no fuera poco, en este momento Pérez Molina se mantiene en el puesto para el que fue electo gracias a su alianza con Manuel Baldizón, quien ordenó a sus súbditos votar en contra de despojarlo de la inmunidad otorgada por el derecho a antejuicio. Es un favor que le debe al político caracterizado por su desobediencia y su burla a la Ley Electoral, con lo cual agrega a su propio desprestigio el del aspirante que ahora desciende en la intención de voto según todas las encuestas.

A nadie le debe quedar duda de que ese apoyo terminará cuando el candidato liderista considere que apoyarlo le significa aún mayor disminución de sus votantes, y con ello abrirá la puerta a un juicio político del cual no tiene posibilidad de salir bien.

La figura presidencial ha perdido importancia y ya es imposible negar el rechazo ciudadano al mandatario y al mismo tiempo el apoyo a que el sistema de justicia dé un nuevo paso adelante. Ahora sólo le queda esperar el más duro e inapelable juicio de todos: el de la historia, que en este momento avanza a pasos agigantados.

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