Vida

¡Adviento!, tiempo de espera

Cuando se habla de Adviento —que es la temporada que precede a la celebración del nacimiento de Jesús— muchos cristianos todavía no están claros sobre su contenido espiritual, ni del mensaje de esta tradición sencilla y hermosa.

Pocas iglesias y en muy pocos hogares se unen en familia para conmemorar a lo largo de cuatro semanas, antes de la Navidad, el acontecimiento más grande que ha vivido la humanidad: ¡El advenimiento de Cristo en carne!

Vale la pena, entonces, hacer algunas reflexiones y documentarse sobre esta celebración, ahora que se inicia el primer domingo de Adviento, el próximo 2 de diciembre, porque es una temporada de espera, que viene a fortalecer la fe y la esperanza y que invita a la conversión. Es el tiempo para conmemorar la venida del Señor. Todo está basado en los evangelios y en la voz de los profetas, en toda la Biblia.

Consultando el Directorio de Piedad Popular, sus escritos explican así, con autoridad bíblica, el Tiempo de Adviento: “Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico”.

Hoy, al iniciar este domingo la temporada de Adviento, en la paz y en la justicia, en varios países se acostumbra —sobre todo los germánicos y estadounidenses— sacar la corona de Adviento, una costumbre sencilla y familiar, pero muy bonita. La Guirnalda de ciprés simboliza la vida eterna y representa las cuatro semanas de Adviento. Así la describe el Directorio de Piedad Popular: La corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cf. Ml 3,20; Lc 1,78).

Si los cristianos nos acercáramos cada vez más a estas bonitas costumbres, como solemos hacerlo con otras también positivas, viviríamos más intensamente con el Espíritu de Dios en la Navidad y dependeríamos de Él en todo momento, porque es la necesidad vital del ser humano.

Este tiempo de espera —el Adviento— es una tradición que solo puede valorarse si se ha compartido en la iglesia o con la familia. En ella no hay sentimientos que no vengan de Dios. Sólo se necesita un corazón lleno de amor, de esperanza, de humildad, de salvación y de fe en la venida del Mesías, porque es la esperanza de los creyentes.

He conocido muchos hogares guatemaltecos que por muchos años han seguido esta linda tradición, que aunque parezca extraña a nuestras costumbres ancestrales —por venir de otros países— siembra frutos espirituales en los cristianos, especialmente en los niños, que los induce a vivir una vida con Cristo.