En la pasarela el creador belga Raf Simons hizo desfilar una colección despojada de elementos superfluos, concentrada en la pureza de líneas, sensuales pero disciplinadas.
El diseñador declinó al infinito la idea de conjuntos que evocan la intimidad de la lencería femenina, de inspiración victoriana, donde el blanco inmaculado reinó con impecable ligereza, osando transparencias y contrastado a veces con elementos negros para los modelos más nocturnos.
Esencia
Raf Simons explicó que la colección busca emanar cierta pureza, y qe se concentra en una sola línea directriz que expresa la idea misma de la feminidad, la fragilidad y la sensibilidad, sin sacrificar la fuerza y el efecto.
Como en colecciones anteriores, Raf Simons apeló a elementos futuristas en diálogo con referencias al pasado, aunque esta vez ambos con deliberada moderación.
“Es como si esta mujer estuviese a punto de viajar a través del espacio y el tiempo” , apunta Raf Simons.
Matices
La mujer-flor venerada por Monsieur Dior, habitualmente domesticada en un jardín donde todo está en su exacto lugar, llegó esta vez en una versión más sencilla y natural.
Tampoco faltaron variaciones de la chaqueta, uno de los grandes inventos del creador del estilo de los años 1940 -1950, una mezcla entre lo masculino y lo femenino, tendencia recurrente que regresó con presencia redoblada en varias pasarelas esta temporada.
Con Dior, el vestido femenino recurre al traje masculino en versiones variadas del clásico terno con rayas horizontales y cortes sensuales que liberan chaquetas de inspiración militar.
La sencillez de la apuesta da paso en algunos modelos a un alarde deliberado de sofisticación, como una refinada chaqueta blanca con flores crema bordadas en relieve.
Casi toda la colección transcurre en blancos y negros, apenas interrumpidos por algún esporádico rojo o rosa. Los colores vivos aparecen en carteras y accesorios.