PLUMA INVITADA

Seis meses del nuevo gobierno

César Augusto Sagastume

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La orden que dio el presidente al ejército, de construir ocho mil kilómetros de infraestructura vial, dio esperanza al pueblo. Aunque no se dio a conocer un cronograma que marcara el tiempo en que se ejecutarían los trabajos, después de más de 195 días consideramos que con la disciplina que caracteriza a la institución castrense y que para ellos las órdenes se ejecutan y no se discuten, ya van ejecutados algunos cientos de kilómetros.

En su fogoso discurso ante las tropas del Ejército de Guatemala, el señor presidente constitucional de la República de Guatemala y comandante general del Ejército ordenó que dos eran las prioridades de esta institución y que consideraba urgentes: en primer lugar, la seguridad ciudadana, respetando la ley, y en segundo lugar, reconstruir ocho mil kilómetros de infraestructura vial —puentes, caminos y carreteras de terracería, registrados en el censo levantado por el Cuerpo de Ingenieros—.

Seis meses después, se deben dar a conocer los avances concretos que determinen la validez de las instrucciones giradas a la institución que está bajo su mando y que deben ejecutarse sin discusión.

En ese emotivo discurso se oyó muy bien cuando, con tono de orden, señaló que se debía cumplir con ese mandato e hizo entrega de la maquinaria pesada que había sido comprada para tal fin y que aún no había sido usada; es decir, tendría una maquinaria nueva para cumplir con esa meta de los ocho mil kilómetros de infraestructura.

Desde hace tiempo, la intervención mediática ha hecho gala de hacer reportajes de diversos tramos carreteros que están abandonados y los ciudadanos sufren las consecuencias de que los caminos y carreras estén en el abandono. La infraestructura vial del país se encuentra en un 80% destruida, sin que se vea el trabajo del Micivi para resolver el problema, que es su competencia. Covial, por su parte, deja de atender el mantenimiento de las carreteras, lo cual es una ineludible competencia institucional. Estas dos dependencias del Gobierno le han endosado su responsabilidad al Ejército, por mandato presidencial.

El argumento, en repetidas ocasiones, es que no hay financiamiento para cubrir tan importante demanda en beneficio del pueblo, con lo que se repite la historia de los gobiernos anteriores.

Las leyes que rigen el país son excelentes porque señalan con claridad las responsabilidades, funciones y atribuciones de los tres poderes del Estado, pero cuando se piden cuentas o se quieren evaluar los resultados, no hay información o se argumenta la falta de recursos, lo que nos permite pensar que el dienro del pueblo no fue bien invertido.

checharin.sagas@yahoo.com

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