Justicia

Motín en el Infiernito confirma el débil control del sistema carcelario

Debido a la toma de rehenes en "El Infiernito", las autoridades establecieron una mesa de diálogo para liberar al personal penitenciario retenido.

Las autoridades establecieron una mesa de diálogo para liberar a los guardias penitenciarios retenidos. Foto Prensa Libre: Carlos Paredes.

Las autoridades establecieron una mesa de diálogo para liberar a los guardias penitenciarios retenidos. Foto Prensa Libre: Carlos Paredes.

El aislamiento de cabecillas y jefes de clicas del Barrio 18 es una de las acciones que promueven las autoridades para limitar las extorsiones, para que estén incomunicados con personas del exterior y no realicen llamadas extorsivas o que ordenan ataques armados en contra de personas que se niegan a pagar o a comercios.

La toma como rehenes de 17 guardias y el director del centro de alta seguridad Canadá, Escuintla, o más conocido como “el Infiernito”, desde el pasado 11 de agosto y quienes no han sido liberados después de entablar una mesa de diálogo con los reos, es como un de déjà vu de hace un año atrás.

El fin de semana pasado, las autoridades del Sistema Penitenciario trasladaron a 27 privados de libertad, señalados como jefes de clicas del Barrio 18, de la cárcel Fraijanes II a Pavón y también efectuaron requisas en el Infiernito y el sector 11 del Preventivo para varones de la zona 18. Luis Rodolfo Escobar, director del Sistema Penitenciario, los reos trasladados fueron llevados a un sector de aislamiento de Pavón para “controlar” las extorsiones, según informó la institución en su página web.

“Se llevaron a cabo tres movimientos simultáneos, para darle un fuerte golpe al tema de la extorsión con este nuevo plan denominado “a cero”, se hicieron estos traslados estratégicamente planteados, de los líderes del Barrio 18, ya que sabemos que ellos están detrás de este tema por lo que atacamos la raíz del problema”, expresó.

Sin embargo, a escasas horas del traslado de los cabecillas del Barrio 18, reos de “el Infiernito” iniciaron un motín y retuvieron al personal penitenciario y exigen a las autoridades que los regresen a Fraijanes II.

La División contra extorsiones de la Policía Nacional Civil (PNC) informó que los trasladados son los coordinadores y administradores de las extorsiones y sicariato del Barrio 18 en todo el país y fueron llevados hacia otro centro para tenerlos más “controlados”. No obstante, esta no es la única opción para mantenerlos aislados, debido a que el Sistema Penitenciario necesita el lugar desocupado porque están trabajando un proyecto para rehabilitar privados de libertad en conjunto con la cooperación internacional.

Desorden y hacinamiento

Esta no es la primeva vez que trasladan a reclusos con este perfil criminal de un centro de privación de libertad a otro, ya que, para finales de agosto del año pasado, 39 reclusos señalados de ser los integrantes más importantes del Barrio 18, y supuestos responsables de ataques armados en contra de comerciantes y transportistas, fueron distribuidos en varias cárceles, entre ellas: Matamoros y Mariscal Zavala, debido a que querían limitar la incidencia criminal que se podría registrar por la apertura económica de Guatemala.

Estos movimientos también ocasionaron inconformidad entre los pandilleros y como medida de presión tomaron el control de “el Infiernito” y 10 custodios fueron tomados como rehenes para negociar el traslado de sus jefes a las cárceles de donde los había sacado.

El expresidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, solía decir que nadie conoce realmente cómo es un país hasta haber estado en una de sus cárceles, si se ve bajo la óptica que veía el exfuncionario se puede asumir que, el país es un desorden, hacinado y descontrolado.

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El Infiernito es un centro de alta seguridad y tiene capacidad para 100 reclusos, pero está sobrepoblado y su hacinamiento es del 435 por ciento, según comentó Lisandro Acuña, quien agregó que, Presidios es una institución sobre diagnosticada para resolver sus problemas por lo que solo falta voluntad de las autoridades para poner en marcha las soluciones que se han propuesto.

Resaltó también que las políticas que se han creado para resolver los problemas no tienen el respaldo político necesario, pero son los documentos que abordan temas transversales como la seguridad interna de los centros, la cual es vulnerada con facilidad cuando retienen al personal penitenciario durante los motines.

“No existe los protocolos de seguridad interna dentro del sistema carcelario del país. La pregunta es cómo se van a implementar, cuando hay gran hacinamiento dentro de las prisiones”, resaltó.

Problema cambia de lugar

En opinión de Corinne Dedick, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), los problemas y el descontrol que exista en las cárceles no se resuelve con trasladar a los supuestos cabecillas del Barrio 18 de una prisión a otra, lo único que se logra es cambiar la problemática de un lugar a otro.

“Se necesita una infraestructura adecuada para ese perfil de reclusos –los pandilleros–, porque el motivo del traslado es porque están extorsionando o pensando en ejecutar otro tipo de delitos y eso no se puede evitar. Lo que hacen es trasladarlos de una cárcel hacia otra, pero al final se mueve el problema con estos traslados”, puntualizó.

Por lo considera que el problema debe ser resuelto con soluciones de fondo, por ejemplo, con la construcción de nuevas prisiones para recluir a las personas que siguen cometiendo delitos cuando están presos. Resaltó también que, el Sistema Penitenciario no puede justificarse con la falta de recursos económicos, debido a que tienen aprobado un préstamo para construir más recintos carcelarios.

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Dedick reflexiona que Guatemala ha estado entre los países que tienen los mayores índices de hacinamiento en las prisiones, por lo que la sobrepoblación es una tarea pendiente no solo de esta administración, sino también de gestiones anteriores. “Los niveles de sobrepoblación no permiten administrar las cárceles de forma controlada, porque están hasta siete personas en un espacio que debería ser para una”, afirmó.

No obstante, otro de los grandes problemas para el sistema carcelario, es que, hasta marzo pasado estaba destinado un guardia para cuidar a 20 reclusos, pero la problemática no solo se limitaba ahí, ya que, agentes penitenciarios ocupaban los puestos de directores y subdirectores de las prisiones, puestos que son claves para la toma de decisiones.

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