La falta de control que se percibe muchas veces en el sistema carcelario del país no se limita solo al hacinamiento y corrupción que puede existir, sino también en el déficit de personal, al extremo que actualmente hay 30 trabajadores con plazas de agentes que ocupan puestos de subdirectores y directores de prisiones.
La insuficiencia en el personal penitenciario es fuerte y es un problema de rezago que viene desde hace mucho tiempo atrás, debido a que hasta el pasado 26 de marzo hubo 2 mil 476 guardias, los cuales están divididos en dos grupos que efectúan turnos de ocho días.
De acuerdo con el estándar internacional, un guardia debe estar a cargo de cinco privados de libertad. No obstante, la población reclusa en Guatemala es de 25 mil 44 reos, distribuidos en 10 mil 956 hombres y mil 419 mujeres en prisión preventiva, y 11 mil 278 hombres y mil 391 en cumplimiento de condena, lo que hace que, en promedio cada guardia penitenciario sea responsable de 20 reclusos.
De esta cuenta, la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP) intenta reducir la deficiencia en el personal que está a cargo de la seguridad en las cárceles y durante el año esperan contratar a mil agentes, informó Jerónima Álvarez, portavoz de la institución carcelaria.
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El déficit de agentes penitenciarios no se debe a la falta de personas que quieran desempeñarse en estos puestos, de hecho, se han graduado dos promociones en años anteriores y no los han contratado por falta de recursos económicos.
Esta vez tampoco tienen suficientes recursos para aumentar la planilla, solo hay presupuesto para 500 contrataciones, explicó Álvarez, por lo que se estará seleccionando a grupos de la promoción 14 y otros de la promoción 23.
Según la vocera, en esta ocasión solo contrataran a las promociones que salieron como agentes penitenciarios en años anteriores, y en los próximos meses publicarán otra convocatoria para preparar un nuevo grupo.
Luis Rodolfo Escobar, director del Sistema Penitenciario, explicó que la falta de presupuesto y otros temas administrativos, que no específico, son las razones por las que se suspendieron las contrataciones y provocaron el aumento del déficit de personal de seguridad en las cárceles. Según Escobar, el pago de alimentación para los reclusos absorbe la mayoría de los recursos de la institución y deja muy poco margen para invertir en la seguridad.
La falta de personal los ha obligado, explicó la vocera, a colocar a cargo de algunas prisiones a personal con la capacidad técnica, pero con plazas de agentes.
Oportuno
En las nóminas del Sistema Penitenciario aparecen cerca de tres mil agentes contratados, sin embargo, Escobar explicó que no todos están dedicados a actividades de seguridad en las cárceles, ahí también se cuenta a personal administrativo y operativo, como pilotos.
La cifra de personal operativo dedicada al control de las cárceles baja más, si se toma en consideración que un 10% está fuera de servicio por temas de salud, maternidad y suspensiones de labores por cualquier otro motivo, señaló Corinne Dedik, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas (Cien) con especialidad en asuntos de privación de libertad.
Dedik ve oportuno que ahora se busca ampliar el personal de agentes penitenciarios, porque todos los años crece la población reclusa. Además, señala que durante los últimos dos años del gobierno de Jimmy Morales no se graduó a ningún agente y tampoco se ha efectuado ninguna graduación durante la administración de Alejandro Giammattei, lo que pone en duda la capacidad financiera y logística que tenga Gobernación para cumplir con el proyecto de construcción de al menos una cárcel este año.
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“No se forma personal, pero la población sigue creciendo. Entonces, esa brecha cada vez se vuelve más grande. Es importante retomar ese tema, porque necesidad de personal ya tenían antes y con ahora estos años que no se ha añadido personal, obviamente hay más necesidad”, dijo la investigadora del Cien.
Agregó que “ojalá los puedan contratar” para que no se repita una situación en la que solo los forman y luego no les pueden pagar su salario.
“De esas dos promociones que salieron, seguro no todos van a poder laborar con el Estado, porque muchos ya encontraron otro trabajo o ya no quieren. Es dinero invertido en vano”, señaló Dedik.
Idoneidad y vocación
Un informe elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado Las cárceles de América Latina y el Caribe ante la crisis sanitara del covid-19, señala que en la región hay 262 reclusos por cada 100 mil habitantes, comparado con África o Asia la cifra es de 97, mientras que Europa es de 187.
Además, señala que el personal penitenciario tiene un rol decisivo en la calidad de vida de las prisiones, porque es un actor clave en la manera en que las políticas penitenciarias son implementadas, pero el primer paso es la profesionalización del personal penitenciario, ya que la modernización de los planes de formación debe estar basadas en el trato digno y la rehabilitación de los reos.
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Eddy Morales, exdirector del Sistema Penitenciario, explicó que se debe tomar en cuenta que en este momento la capacidad de los guardias no es suficiente para controlar los 21 centros carcelarios del país. Además, señala que se debe tomar en cuenta la idoneidad y vocación del agente, debido a que, si se llenan las plazas de forma improvisada, solo por llenar, existe el riesgo de que se infiltren personas con vínculos con el crimen organizado.
“Uno de los requisitos de los guardias es tener como mínimo bachillerato y no es común encontrar mucha gente interesada que tenga ese nivel de estudio. Aparte de eso, se les podría infiltrar un montón de gente que posiblemente esté conectada con las estructuras criminales adentro. Hay que tener cuidado. No es la cantidad, sino la calidad”, recordó Morales.
