
Mascotas que sanan, el rol emocional de los animales en la terapia psicológica
La compañía de una mascota puede ser un apoyo emocional profundo para quienes atraviesan momentos difíciles. Su presencia incondicional ayuda a reducir la ansiedad, la depresión y el sentimiento de soledad.

Cada vez más terapeutas recomiendan la compañía de una mascota como parte del tratamiento emocional de sus pacientes. Lejos de ser una moda, esta práctica tiene bases científicas y humanas que explican por qué un perro, un gato o incluso una serpiente pueden convertirse en aliados de la salud mental.
El ser humano es una especie social, explica Lenin Paredes, veterinario de Arca de Noé, y por eso necesita compañía, especialmente en los momentos difíciles. Pero no siempre es posible rodearse de otras personas, y ahí es donde las mascotas cumplen un rol crucial. “No opinan, no critican, no interrumpen. Solo están presentes. Y esa presencia constante puede ser profundamente terapéutica”, afirma.
Paredes recuerda su propia experiencia con un perro que lo ayudó a atravesar una etapa emocional complicada. “Se acomodaba conmigo cuando me sentía mal. Me hacía salir a caminar, me obligaba a moverme, a romper el ciclo de sufrimiento”. Ese acto simple de salir a pasear al perro puede convertirse en una puerta a nuevas rutinas, relaciones y aire fresco, que aportarán bienestar, tanto físico como emocional.

¿CUATRO PATAS, PLUMAS O ESCAMAS?
Aunque los perros y gatos son los más populares, no todos los pacientes se benefician igual de cada especie. “Hay quienes prefieren reptiles o animales exóticos porque buscan silencio o un tipo de relación distinta. Lo importante es que la mascota se adecúe al estilo de vida del dueño: espacio, tiempo, economía y necesidades afectivas”, dice el veterinario.
No se trata solo de “tener un animalito”, sino de comprender que se está adoptando una responsabilidad de por vida. En el caso de personas deprimidas o solitarias, una mascota puede convertirse en el único ser con el que se establece un vínculo emocional estable, por lo que su cuidado cobra una importancia aún mayor.
Es importante recordar que las mascotas no son medicamentos que se descartan cuando se siente mejoría. “Si decides tener una, es una responsabilidad para toda su vida”, recuerda el experto. Dejar de lado al animal una vez superada la crisis no solo es injusto, también puede revertir los avances emocionales del paciente.

Noé dice...
El bienestar físico de la mascota puede afectar la salud emocional de su dueño; si el animal enferma, su cuidador podría sufrir ansiedad o tristeza. Por eso, los veterinarios no solo curan animales; también cuidan vínculos emocionales.