Agregó: “Trabajamos para Chimaltenango y Sacatepéquez, y al visitar cada comunidad nos dimos cuenta de la necesidad tan urgente, porque la mayoría de habitantes está mal nutrida”.
Pimentel mencionó que con la moringa preparan galletas, helados, bocadillos, pan integral y una bebida energizante llamada “alkalina”.
Expresó que venden moringa en polvo, que se agrega a los alimentos en porciones de media cucharada dos veces al día, y además se puede preparar como bebida caliente.
Juan Carlos Matheu refirió: “El caso de la moringa surgió a raíz de una enfermedad que casi me mata, hace ocho años, cuando vivía y trabajaba en Estados Unidos, en una empresa de créditos hipotecarios. Vivía muy estresado y mal alimentado”.
“Un día me sentí muy enfermo, ya que se me había perforado el estómago. Me llevaron al hospital y me quitaron la mitad del estómago. Me dejaron solo una parte del duodeno. Todo esto fue derivado de una mala alimentación”, agregó.
“Hace ocho años viajé a Guatemala para recuperarme y comencé a estudiar una variedad de plantas, entre ellas la moringa, y me especialicé en mineralización y fertilización orgánica de suelos”, cuenta Matheu.
“Al descubrir las propiedades de la moringa para la buena alimentación, mi familia comenzó a elaborar varios productos para que los comunitarios tengan nuevas alternativas alimenticias”, añadió.
Dieta
Marco Antonio Estrada, de 45 años, vecino de la cabecera de Chimaltenango, dijo que la moringa es parte de su dieta diaria, ya que estaba perdiendo la vista, y ahora ha mejorado, a tal punto que ya no utiliza anteojos.
Rubén Muñoz, quien padece diabetes desde hace 36 años y el síndrome de Guillain-Barré desde hace 20, afirmó: “Hace seis meses, un amigo me visitó y me regaló unas semillas de este árbol, y las comencé a consumir. Desde entonces duermo bien y consumo menos agua”.
Eduardo López, de 17 años, quien vive con diabetes, puntualizó: “Consumir esta planta me mantiene activo, pero siempre voy a control con mi médico”.